SEBASTIÁN RULLI ACTOR

«Las telenovelas son cuentos para grandes, invitan a despejar la mente»

El protagonista de 'Rubí', el exitoso culebrón de Antena 3 se define como una persona perfeccionista y familiar

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Los culebrones viven otra época dorada. Después de los míticos Los ricos también lloran, Cristal y La dama de rosa, han pasado por España multitud de títulos sin pena ni gloria. Pero tras años de indiferencia, el género ha vuelto a ganar adeptos. Pasión de Gavilanes ya puso de manifiesto esta tendencia hace unos meses. Ahora, el título estrella de la pantalla es Rubí, una producción mexicana que Antena 3 emite en la sobremesa. Su protagonista masculino, Sebastián Rulli, estará también en la cabecera de reparto de otro título de la cadena de Planeta que espera el turno de salida para su estreno, Contra viento y marea. El actor argentino defiende el género como una forma de entretenimiento puro al que se ha consagrado desde que un día dejó de estudiar Empresariales.

-Se revitalizan los culebrones, uno de los géneros más antiguos de la televisión

-Y eso me da muchísimo gusto. Llevo haciendo telenovelas en México durante unos cinco años y ahora empiezo a ver los frutos en la madre patria. Desde niños nos acostumbraron a contarnos cuentos para entretenernos y las telenovelas son cuentos para grandes. Nos invitan a despejar la mente de problemas, hacer volar la imaginación y enamorarnos de los personajes.

-Ambiciones, pasiones, odios... En las telenovelas se mueven siempre emociones muy elementales, muy primarias.

-Es que el hombre está hecho en sus raíces de sentimientos primarios. La alegría, el llanto, el coraje... Son palabras cortas que dicen mucho.

-¿Las telenovelas tienen más que ver con el temperamento latino o son universales?

-Generalmente, manejan sentimientos muy básicos y eso es universal. Todo el mundo se enamora, se decepciona, llora

-Usted orientó su formación hacia el mundo de la empresa, pero luego optó por ser actor. ¿Cómo dio ese giro?

-Mi padre es contable y tenía la facilidad de abrirme camino por ese lado. Pero cuando estudiaba la carrera no veía claro mi futuro, me fui dejando llevar y todo se encaminó a la interpretación, que siempre fue una afición, pero se convirtió después en algo muy serio.

-Y se orientó hacia las telenovelas.

-Hice teatro y acabo de terminar una película en México, pero lo cierto es que no he parado de trabajar en la televisión.

«A base de talento»

-Su personaje en Rubí se ve envuelto en las redes de una mujer ambiciosa ¿Se ve usted como víctima de una pasión así en la vida real?

-Yo no he vivido una situación tan extrema y tan difícil. Pero a cualquier persona le podría ocurrir por amor. No sería fácil defenderse de esa situación porque en el corazón nadie manda y muchas veces no hay salida.

-La protagonista del culebrón se mueve por el dinero. ¿Qué importancia le da usted?

-No hay mayor éxito que poder dedicarte a lo que te importa.

-¿No es usted ambicioso?

-No sé si en todo el sentido de la palabra. Ambiciono ser cada vez mejor, tratar de hacer las cosas con respeto para que me respeten. Soy ambicioso del perfeccionismo y, quizá en un concepto más espiritual, en relación a la familia.

-¿En qué medida le ha ayudado su físico?

-La televisión es imagen, eso está muy claro. Hay que cuidarse y agradar a la gente. Pero no considero que sea lo más importante, porque la manera de mantenerse durante mucho tiempo en un oficio es a base de talento. A la larga, el cuerpo y la imagen se van deteriorando.