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Rescate de un trozo del avión.
MUNDO

Fallecen los 113 ocupantes de un avión armenio al estrellarse en el mar Negro

El mal tiempo y la falta de pericia del piloto, posibles causas del siniestro La Fiscalía General rusa descarta la posibilidad de que se trate de un atentado

RAFAEL M. MAÑUECO/CORRESPONSAL. MOSCÚ
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Un Airbus A-320 de la principal compañía aérea de Armenia se estrelló en la madrugada de ayer en el mar Negro, a cinco kilómetros de la costa rusa, cuando se disponía a tomar tierra en el aeropuerto de la ciudad de Sochi. El aparato, que inició su vuelo en Ereván, la capital armenia, llevaba a bordo 105 pasajeros, entre ellos seis niños, y ocho miembros de la tripulación. Todos ellos, según el Ministerio de Protección Civil ruso, perecieron en el accidente, cuyas causas no están aún del todo claras.

Todo apunta, no obstante, a que fueron las malas condiciones meteorológicas y la falta de pericia del piloto los desencadenantes de la catástrofe. La Fiscalía General de Rusia ha descartado de forma categórica la posibilidad de que se trate de un atentado terrorista.

El aeropuerto de Adler, situado a una veintena de kilómetros de la ciudad balneario de Sochi, uno de los lugares en donde suele veranear el presidente Vladímir Putin, era ayer un hervidero trágico de personas tratando de averiguar si los cuerpos de sus seres queridos habían sido o no rescatados del mar.

Cegados por las lágrimas

Como suele suceder en situaciones tan dolorosas, los familiares de las víctimas releen una y otra vez cegados por las lágrimas las listas de fallecidos facilitadas por las autoridades resistiéndose a admitir la dura e irremediable realidad. Mientras tanto, un trajín de policías, miembros de los equipos de salvamento y responsables locales iban reuniendo en uno de los hangares del aeropuerto los restos de la aeronave siniestrada.

El A-320, perteneciente a la compañía Armavia, llegó a las inmediaciones de Sochi hacia las 2 de la madrugada hora local (dos horas menos en España) e hizo un primer intento de aterrizar en la pista 1 del aeropuerto de Adler. La visibilidad no superaba los 200 metros y la distancia entre las nubes y el suelo era de unos 150 metros, cuando el mínimo aconsejable es de 170.

La torre de control solicitó al piloto que diera la vuelta e intentara tomar tierra de nuevo por la pista número 2. Según la grabación de la conversación entre los controladores y la cabina, el comandante llegó a plantearse la posibilidad de desistir y regresar a Ereván.

Pocos minutos después, exactamente a las 2.15 de la madrugada, el avión desaparecía de la pantalla de radar. Todo indica que la catástrofe debió producirse repentinamente. Las hipótesis son diversas, desde la posibilidad de que un rayo golpease el fuselaje del aparato hasta falta de pericia del piloto.

Error de la torre

Tampoco se descarta un error de la torre de control e incluso algún problema técnico, algo que la compañía se apresuró a desmentir asegurando que el avión, que llevaba en servicio desde 2004, había pasado su última revisión en abril.

Ayer por la tarde sólo habían sido recuperados 46 cadáveres. El avión yace a una profundidad de más de 500 metros y será necesario utilizar batiscafos para sacar el resto de los cuerpos y las cajas negras. El viento y la lluvia continúan azotando la zona. Los presidentes de Rusia y Armenia han acordado decretar hoy una jornada de duelo. Ha sido el accidente aéreo más grave que jamás haya sufrido la aviación civil armenia. Entre las víctimas hay 26 rusos, un ucraniano y un georgiano. Todos los demás eran de nacionalidad armenia.