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SIN ESCAÑOS. Javier Arenas, Diego Valderas y Julián Álvarez siguen la sesión parlamentaria desde la tribuna de invitados.
ANDALUCÍA

Los pasillos de la historia

La reventa no funcionó en la tribuna de invitados, menos concurrida de lo previsto

TEXTO:/ANTONIO MONTILLA / FOTO: EFE / SEVILLA
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Sólo un par de momentos de tensión, pero uno digno de una película de vaqueros. «Como decían los nenes de mi pueblo, eso me lo dirá usted en la calle». El emisor de la frase era Manuel Gracia, portavoz del PSOE, y el receptor, Antonio Sanz, su homólogo en el PP. La disputa no era por decidir el revólver más rápido del lejano Oeste.

Sanz acusó a los socialistas de ejercer de antiespañoles y Gracia, en tono distendido, le soltó esta perla que remató con un: «Que los socialistas somos antiespañoles no se lo cree usted ni harto de whisky».

O la televisión amansa a las fieras, o sus señorías guardaron la artillería pesada para mejor ocasión. La fecha, histórica, y el pleno, largo, muy largo, aconsejaban un tono más institucional.

Se esperaba que la reventa funcionase a toda máquina para una sesión histórica. Pero apenas si hubo media entrada en la tribuna de invitados. Sorprendió, y mucho, la ausencia inicial de los representantes de la patronal, de los sindicatos y otros muchos colectivos que han aportado su granito de arena a la redacción del nuevo Estatuto. Pero es que la convocatoria no animó ni a los ex presidentes de la Junta. Sólo acudió José Luis Rodríguez de la Borbolla. Tampoco los antecesores de María del Mar Moreno, presidenta del Parlamento, coparon el graderío. Sólo se vio a Ángel López y a Diego Valderas, que disfrutó de su doble condición de ex y actual líder de IU. Otros dos jefes se sentaban unas filas más atrás: Javier Arenas, presidente del PP-A y Julián Álvarez, líder del PA.

Los pasillos juegan un papel tan importante como los escaños en acontecimientos de esta enjundia. A falta de un resultado incierto -ya se sabía que PSOE e IU dirían «sí», y que PP y PA, «no»-, las apuestas se centraron en el referéndum de febrero de 2007. Si los partidos lo afrontan en dos bloques, será una especie de primarias para las elecciones municipales. El PP teme a la maquinaria del PSOE, pero advierte de que su situación es mucho mejor que la de la UCD en 1981. Tiene 150 alcaldes, entre ellos los de seis capitales. Dice que nadie puede atreverse a llamar antiandaluces a Francisco de la Torre en Málaga, a Teófila Martínez en Cádiz o a Torres Hurtado en Granada. Tampoco les conviene apostar por el «no». Lo que está claro es que quisieron evitar, y lo lograron, que Chaves saliese ayer con el laurel de los triunfadores.