Una bajada no apta para menores
La rampa de La Caleta, abierta en enero, supone un peligro para los niños por la falta de una barrera de seguridad
Actualizado:Casi todos hablan bien de la nueva rampa de la playa de La Caleta, que permite a muchos que hasta ahora no podían bajar a la playa, sentarse a descansar o a tomar un rato el sol. Son sobre todo los mayores los que aprecian más esta infraestructura, que el Ayuntamiento inauguró el pasado 18 de enero. Pero también los minusválidos y las madres con cochecitos y carritos, que hasta entonces tenían que bajar los escalones a pulso, si querían bañarse o sentarse en la arena a disfrutar del día.
Sin embargo, para un sector de la población, la rampa no es muy recomendable: para los niños. Y es, sobre todo, debido al enorme hueco que hay entre el pasamanos de la barandilla y la siguiente barra. «Haría falta otra barra más en el medio, porque el otro día el hijo de una amiga se cayó por ahí», comenta una madre, que pasea con su hija en el carrito.
Son los pequeños que empiezan a dar sus primeros pasos y los que aún no tienen conciencia del peligro que supone una caída a esa altura las potenciales víctimas de esta falta de seguridad.
La rampa, efectivamente, cumple con todos los requisitos exigidos por la normativa, en cuanto a su inclinación, porque es menor del ocho por ciento y de hecho, contó con el visto bueno de la Federación Gaditana de Discapacitados (FEGADI), cuyo vicepresidente, Diego Márquez Aragón, asistió en su día a la inauguración.
Discapacitados
En este sentido, el colectivo de discapacitados mostró su satisfacción en su día por esta instalación que les permite acceder a la playa, a pesar de que se hizo esperar mucho tiempo, ya que era un proyecto diseñado por Costas en el año 2000.
El proyecto de este nuevo equipamiento -exigido por el organismo que otorga las banderas azules a la que aspira La Caleta este año- fue diseñado por el Ayuntamiento y financiado y ejecutado por la Dirección General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente. La instalación de la estructura metálica y de la superficie de madera, cuya longitud alcanza los 40 metros, supuso una inversión de 58.500 euros.El único «pero» por lo tanto que cabe achacarle es la falta de esa barra intermedia que haría que la bajada de los más pequeños fuese mucho más segura.