PARTICIPANTES. Rocío Roldán y Álvaro Guijo son dos de los jóvenes gaditanos que participarán en la edición de este año.
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«Yo le temo a los mosquitos de la selva»

Los jerezanos Álvaro Guijo y Rocío Roldán viajarán con la expedición formada por más de 300 jóvenes a México, Belice y Guatemala

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Apenas tienen 16 años y van a vivir durante un mes y medio la que será una gran experiencia para contar a los nietos. Álvaro Guijo y Rocío Roldán no se conocían personalmente hasta ahora aunque los dos habían oído hablar del otro, pero tienen algo en común: van a compartir la Ruta Quetzal 2006.

México, Belice y Guatemala son los destinos elegidos, además del norte de España. Los dos chavales tienen la misma ilusión por que llegue el 15 de junio, día en que tienen que reunirse en el campamento de Madrid con otros trescientos jóvenes más de 52 países para iniciar el intenso viaje.

Álvaro, de 4º de ESO del colegio La Salle-Buen Pastor de Jerez, decidió hacer su trabajo sobre la cultura maya: «Me gustan las culturas precolombinas. Escribí la historia de su pueblo contada por un niño al que se lo había narrado su abuelo para que su cultura no se perdiera en el olvido. Cuento cómo los mayas lucharon por conservar las costumbres de su pueblo cuando los invadieron los españoles. Tuve con el asesoramiento y la ayuda de una profesora del colegio, Pilar Puerta». Este trabajo, al que Álvaro estuvo dedicado desde el mes de octubre hasta febrero, se ha convertido en su pasaporte para la Ruta Quetzal. «Tengo muchas ganas de ir, aunque ya empiezo a notar los nervios».

Fue después de una entrevista en la Universidad Complutense de Madrid cuando le dijeron que era uno de los elegidos: «Me hicieron algunas preguntas para comprobar que lo había hecho yo».

Álvaro tiene muy claro qué es lo que espera de su viaje: «Quiero conocer gente nueva y disfrutar del intercambio cultural con chicos y chicas de tantos países distintos».

Flores de porcelana

Rocío Roldán estudia 4º de ESO en el Instituto Almunia. Tiene los mismos nervios que Álvaro a falta de apenas un mes y medio para que comience su aventura. Además, dice orgullosa que es la única chica entre los seis gaditanos elegidos para formar parte de la expedición de la Ruta Quetzal.

Rocío no hizo un trabajo escrito sino que se valió de su afición y su maña para las manualidades para conseguir su beca: «Mi trabajo eran flores típicas de México, como un girasol morado y un colorín con pintas. Utilicé porcelana fría y lo terminé rápido, en unas dos semanas». No son las únicas manualidades que sabe hacer Rocío sino que también le dedica tiempo a la papiroflexia y a los juegos malabares como las cariocas y los palos chinos.

«Espero que este viaje me sirva para conocer mucha gente nueva y para pasármelo muy bien», dice sonriente Rocío, que se enteró por la televisión de la convocatoria de esta edición de la Ruta Quetzal. «Me puse a saltar cuando me dijeron en la entrevista de Madrid que había sido seleccionada para el viaje».

Ya lo están preparando todo: se han puesto las vacunas para evitar enfermedades, como la de la Hepatitis A, la fiebre tifoidea y el cólera. «Yo le temo a los mosquitos de la selva, que nos han dicho que son muy grandes», dice Álvaro. También acumulan en casa todo lo necesario: «Hay materiales que nos envían como las botas, pero hay otras cosas que tenemos que llevar nosotros, como el botiquín personal o la escafandra para poder hacer buceo».

Los padres de los dos chicos coinciden en que «va a ser una gran experiencia para ellos». La excursión está perfectamente organizada y planificada, llevan monitores por un determinado número de chavales y estarán también acompañados por varios médicos y sacerdotes. Además, tendrán charlas impartidas por especialistas.

Mucho trabajo

No es ningún regalo, los dos han trabajado mucho para poder conseguir esta beca de estudios que les hará disfrutar de un verano diferente. Aunque a ninguno les ha hecho falta, en caso de empate se recurre a la nota media.

Estarán un mes y medio sin poder llamar al móvil a sus amigos porque no pueden llevarlo, disfrutando al máximo de la convivencia. A la vuelta, tendrán mucho que contar.