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MATRIMONIO. Prescott recibe un beso de su esposa, Pauline, en un acto oficial.
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El 'playboy' más imprevisto

El Partido Laborista británico vive otro escándalo tras conocerse el romance del viceprimer ministro Prescott con su secretaria

TEXTO: Í. GURRUCHAGA / FOTO: REUTERS / LONDRES
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LA cuestión aún sin resolver sobre los amores prolíficos del viceprimer ministro laborista, John Prescott, es quién desveló la relación con su secretaria, Tracey Temple. El romance adúltero de Prescott, de 67 años, con una funcionaria 34 años más joven era conocido en los corrillos de Westminster desde hace mucho. Pero alguien hizo posible su publicación. Según Temple, fue algún enemigo del viceprimer ministro. ¿Alguien del Partido Laborista con ganas de debilitarle? ¿Alguien de la oposición para añadir turbación al Gobierno de Blair, que sufre un agudo descrédito y está en vísperas de unas elecciones municipales?

Ésa es la cuestión aún no resuelta. Las otras cuestiones éticas, personales y políticas del caso ganaron ayer una nueva claridad. En primer lugar, había que dirimir si la prensa realmente tiene derecho a publicar detalles de la vida privada de dos personas que mantienen relaciones sexuales por mutuo consentimiento. La respuesta obvia es que no. Pero ayer Tracey Temple ofrecía en una entrevista al 'Mail on Sunday' los detalles de su romance y ese periódico y el 'News of the World' publicaban extensos fragmentos de su diario en los que relata las formas variadas de su relación con el ministro.

La cuestión deontológica queda así en parte resuelta. Hay un sector de la prensa británica que busca, con mucho éxito, aumentar sus ventas con ese tipo de revelaciones. Pero, cuando uno de los protagonistas vende su historia -se estima que Temple ha ingresado unos 350.000 euros por la venta de sus confidencias- es más difícil negar la legitimidad de la publicación.

Nuevas revelaciones

Ayer, otras dos mujeres -una ex candidata laborista y una colaboradora del partido- hablaban a la prensa. La primera revelaba que también tuvo relaciones sexuales con Prescott. La segunda, que el político que quiere encarnar los valores de la clase obrera en la trama confusa del Nuevo Laborismo es un depredador que acosa sexualmente a mujeres de su entorno.

Los periódicos que justifican las revelaciones alegan interés público. Prescott y Temple mantuvieron relaciones en el apartamento oficial del ministro. Gozar del sexo en instalaciones del Gobierno sería una malversación de fondos públicos. El argumento tiende a lo cómico. Otro argumento, más sólido y posible desde ayer, es si puede seguir ejerciendo como ministro un hombre a quien se acusa de acosar a las mujeres aprovechándose de su posición.

Con Prescott se da el caso, además, de que es un político que ha utilizado lo personal para justificarse. Cuando hace unos años fue ridiculizada la preocupación declarada del laborismo por el medio ambiente después de que Prescott utilizase su coche oficial y su escolta motorizada para recorrer los 200 metros que separaban su hotel del centro donde se celebraba un congreso laborista, el ministro se escudó tras su mujer, Pauline, que parece un icono de la moda de los años 50. Prescott dijo que tuvo que usar el coche porque su esposa no aceptaba que se le arruinase el peinado en un día de viento.

El viceprimer ministro es apodado 'Dos jags', porque tiene dos Jaguar y ahora le apodan con un chiste que se puede traducir al castellano como 'dos polvos' si sus coches fuesen dos 'volvos'. Con su descrédito se extravía otra pieza en el creciente rompecabezas laborista británico.