«Es el momento de hacer grandes cambios en nuestra agricultura»
-Hoy en día, con la liberalización del comercio que ha introducido nuevas reglas en el mercado, es fundamental que el consumidor conozca con detalle el papel que desarrollamos los agricultores de la provincia, para que pueda distinguir en todo momento. -Desgraciadamente sí, porque en los parámetros que rigen el comercio internacional, que se basan en el precio del producto, no se resume el contenido de lo que compramos. Y el consumidor tiene que tener información para poder distinguir, sobre todo porque a los agricultores no nos permiten ninguna otra manera de concienciarlos, por ejemplo a través del doble etiquetado. -Lo que hay que dar a conocer es que hoy en día los productores trabajan casi únicamente para compensar costes, y que sin el soporte de la PAC no existirían agricultores. Ése es uno de los grandes retos. -Debe estarlo, sobre todo en una economía como la andaluza, donde el hecho agrario y todo lo que depende de este entorno, supone más del 35% del PIB de la región. Y el ejemplo más claro lo tenemos ahora en Jerez con las crisis del algodón y de la remolacha. El daño de las OCM no es sólo el que se puede producir en estos dos sectores, sino también la repercusión económica y social que tienen en su entorno. ¿Cómo se notarán estas crisis en Jerez? No hay que dar mensaje alarmista. El mundo evoluciona y aquí tendremos que hacerlo. Pero hay un hecho que nos parece gravísimo, y es que a veces tenemos la sensación de que las administraciones, en lugar de apoyar todas las iniciativas profesionales que surgen desde el sector para dar una alternativa a los sectores que pierden fuerza y adaptarse a los mercados, les dan la espalda e incluso absorben estos movimientos. Y cuando las instituciones suplantan a los profesionales, lo que ocurre es que estas iniciativas se convierten en plataformas políticas y no en soluciones reales para los agricultores y ganaderos. Es una etapa clave y ahora tenemos por delante seis o siete años en los que habrá que introducir un cambio sustancial en la agricultura de nuestra zona. Por eso, éste es el momento que deben aprovechar los productores para poner en marcha alternativas, y por eso todas las trabas al avance son negativas. Una de esas trabas, ha sido el follón absurdo de la tramitación de las ayudas de la PAC. Y es que aunque Bruselas ha dado un giro de 180 grados y nos ha dado unos años para adaptarnos al mercado con libertad, a a los Estados les ha dado miedo esa libertad. Es lo que le ha pasado a España, a la que le ha entrado la vena proteccionista y en vez de incentivar al sector para que asuma el reto desacoplando las ayudas, ha tratado de controlar todo y ahora se le ha ido de las manos. Nuestra misión es la de ser la voz del campo, y tener un componente reivindicativo. Pero del mismo modo tenemos que asesorar a los profesionales, como estamos haciendo ahora poniendo a disposición de la administración 300 técnicos muy cualificados. La agricultura debe evolucionar para dejar de ser exclusivamente el sector donde se producen alimentos a ser el sector que satisface las necesidades de la sociedad en todo lo relacionado con los servicios agrarios. Y es que gran parte de las raíces culturales y tradicionales de la sociedad forman parte de esta actividad productiva. Por eso, desde Asaja reivindicamos que agricultor es todo aquel que mantiene esa cultura como una forma de trabajo, unos servicios, unas formas de vida en contacto con la naturaleza. Eso es lo que tiene que terminar siendo la actividad agraria, porque eso es lo que demanda la sociedad cuando da prioridad a lo ecológico y a lo artesanal y es lo que hay que promocionar a través de la multifuncionalidad. Hay que dar respuesta a esa necesidad de los ciudadanos que quieren que sus hijos estén en contacto con la granja, y que quieren que su familia sepa que la leche no viene del tetra brick. Satisfacer esa necesidad es trabajo de agricultores y ganaderos, que deben considerarlo como una actividad más de su labor diaria y a los que la Administración debe ayudar como sea. El líder agrario destaca la importancia de la información sobre este sector «como una ventana abierta a nuestra realidad»
Actualizado:El secretario general de Asaja Cádiz está convencido de que la agricultura debe evolucionar para adaptarse al futuro y tiene muy claro que una parte importante de ese proceso es implicar a la sociedad en la realidad del campo. Por eso, considera que toda la información que se pueda dar de este sector «es una ventana abierta al campo».
-¿Por qué deben estar informados los ciudadanos de la realidad de la agricultura?
-¿Es la única manera de que puedan darle valor a los productos de la zona?
-¿Hay que desterrar mitos y dar la imagen real de qué es lo que pasa realmente con esos precios y el esfuerzo que supone para los productores?
-¿Las administraciones dan la talla en esta labor?
-Pocas veces, y otras dan mensajes confusos. Es lo que ocurre sin ir más lejos con el aspecto de la seguridad alimentaria. Por ejemplo, en toda la Unión Europea se prohíbe cultivar transgénicos, pero luego hay libertad para su comercialización si llegan de otros países. No sabemos a qué responde esa política, pero lo que está claro es que, sin producir alarmismos, la política de prevención debe ir en primer lugar orientada hacia el consumidor.
-¿Está realmente extendido el mensaje de que la agricultura es un sector importante de la economía que crea riqueza y empleo?
¿En qué momento está el campo gaditano?
¿Qué papel juega Asaja en estos momentos?
¿Hacia dónde se dirige el futuro del campo, qué puertas hay que abrir?