Al visitante extranjero le llama la atención el traje regional.
el puerto

Forasteros flamencos

Los extranjeros viven la fiesta con auténtica pasión y la única queja es el alto coste económico

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

No cabe duda de que los portuenses viven su fiesta más grande con especial cariño, ya que este evento es el momento más adecuado para estar con la familia, encontrarse con amistades que no se han visto en meses o conocer gente nueva, gracias al grado de euforia y optimismo que se consigue gracias al vino fino, rebujito y demás catalizadores de las relaciones sociales.

Sin embargo, esto no quiere decir que se trate de una fiesta exclusivamente para los portuenses. De hecho, hay muchas personas venidas de los puntos más dispares que visitan la Feria de Primavera para muchas veces apreciarla y sentirla más que los propios lugareños.

Ejemplo de ello es Delphine Hanen, una francesa afincada en Madrid y que no ha querido desaprovechar la oportunidad de vivir esta fiesta en primera persona. «Es, básicamente, lo que siempre había soñado que sería Andalucía: trajes de gitana, caballos, ambiente, vino, gente bailando y alegría», comenta Delphine. No obstante, lo que más le ha sorprendido a esta chica francesa ha sido «ver cómo niños de ocho años montan con maestría caballos de dos metros de altura».

Desde Rusia, Catalina opina que «lo mejor de esta fiesta es el escaparate de vestidos que pueden contemplarse, ya que los trajes de gitana, aunque conservan toda la esencia de la tradición, al mismo tiempo conjugan las últimas tendencias de la moda, aunque eso sí, con estilo propio». Esta joven eslava sostiene que «lo mejor de la Feria es sin duda alguna beber, comer y como no sé sevillanas, pues observar cómo se bailan».

Originaria de tierras manchegas -y es que este evento no sólo hechiza a la comunidad internacional-, Ana sostiene: «Desde pequeña me ha gustado este tipo de música, su ambiente y su magia. Este folklore siempre me atrajo». «De hecho, mi sueño desde chiquilla ha sido vestirme de gitana y este año, finalmente, lo he conseguido», añade con orgullo.

Gasto
Sin embargo, los nacionales también son más propensos a resaltar la parte negativa de la fiesta. Así, Ana critica también la carestía: «Lo que menos me gusta es lo caro que está todo. Y es que venir un par de días supone un gasto tremendo. Entre el aparcamiento, la comida y la bebida se va un dineral y es que siento que los comerciantes se aprovechan bastante».

Finalmente, y para conocer el sentir de gente de la provincia, está Manolo, un alegre sanluqueño que dice venir a la Feria de El Puerto desde que «tuvo la primera moto». En contra, lo que no puede ver «es la gente que no sabe divertirse». Aunque eso, admite, «se da en todas partes».