Calma en el corazón de Jerez «El cliente demanda un establecimiento con personalidad»
El Hotel Bellas Artes ofrece a sus clientes un servicio personalizado y su situación privilegiada les permite tener los monumentos muy cerca
Actualizado:Una de las características del Hotel Bellas Artes es el trato individualizado y personal que ofrece a sus huéspedes. «Hay mucha amistad con los clientes y se les hace un seguimiento personal para que se encuentren a gusto», señala Gonzalo Toscano, representante del establecimiento jerezano.
Como su nombre indica, el Hotel Bellas Artes, abierto en agosto de 2003, no deja de lado la cultura y organiza periódicamente exposiciones de arte. Además de su servicio, la clave de su éxito radica en su privilegiada situación, en el corazón del centro histórico de Jerez.
«Los clientes se marchan encantados con la zona, por su belleza y su tranquilidad, porque no hay ruido alguno», indica Toscano, que agrega que «este tipo de hotel se estila cada vez más porque se busca algo diferente al hotel grande sin personalidad».
Su clientela se divide a partes iguales entre extranjeros, fundamentalmente de procedencia inglesa, y españoles. «Hemos notado que el boca a boca está funcionando», relata el representante, que confía en mantener su éxito. La discreción es la característica que define al Hotel Bellas Artes. Sólo un observador avezado o un huésped en búsqueda de reposo advertido de antemano, es capaz de distinguir que la monumental fachada de este bello palacio situado en la plaza del Arroyo, al abrigo de la Santa Iglesia Catedral de la ciudad, esconde uno de los hoteles con mayor encanto de la ciudad.
La minuciosa restauración a la que fue sometido este inmueble del siglo XVIII, que perteneció a una ilustre familia de bodegueros jerezanos, ha respetado casi en su totalidad la distribución de la planta baja, conservando su aura palaciego. No en vano, la intervención fue diseñada por el arquitecto Honorio Aguilar, quien es además el propietario del establecimiento.
Como buen palacio jerezano, el patio central, cubierto por una gran claraboya, ejerce de distribuidor, además de aportar iluminación artificial a todas las habitaciones. Nada más cruzar el umbral, a la izquierda, se encuentra la cafetería del hotel, que se asemeja a un salón de lectura decimonónico o a una egregia sala de estar. De reducidas dimensiones, los sillones de cuero invitan a degustar de un buen brandy leyendo a la caída de la tarde o disfrutando de una agradable tertulia vespertina.
El pequeño comedor también conserva el aire familiar y acogedor del Hotel Bellas Artes y se inserta en la planta baja del establecimiento. El hotel tan sólo sirve desayunos y aperitivos, aunque por encargo previo del cliente, el establecimiento puede ofrecer cenas.
Las escaleras originales, recuperadas por la restauración, conducen hacia las plantas superiores, donde se encuentran los aposentos. Uno de los tesoros del Hotel Bellas Artes son las vistas que brindan sus dieciocho habitaciones, todas con conexión a internet, amuebladas con gusto y en las que no se esconde la monumentalidad del palacio.
Especialmente vistosa es la suite nupcial situada en la buhardilla, a la que se accede por una escalera de caoba, y que permite disfrutar del jacuzzi situado en la terraza. Sus ventanales, orientadas al oeste, brindan unas espectaculares perspectivas espectaculares sobre el Jerez monumental.
Los afortunados huéspedes que se alojen en esta habitación tendrán también a su disposición la azotea del hotel, donde se puede reposar tras una jornada de intenso turismo por la ciudad.
Un ambiente personal, y el trato familiar del servicio confiere al Hotel Bellas Artes un carácter único dentro de la oferta hotelera jerezana.