Noche de caza al 'francotirador'
Es el diputado díscolo, desobediente o directamente vendido que vota contra los suyos sin ser descubierto
Actualizado: GuardarLA política parlamentaria italiana tiene dos figuras características en su vertiente menos presentable. Una es la del 'pianista', en referencia a la postura que adopta en el escaño aquel que vota a la vez por varios colegas ausentes. Hay fotos y vídeos memorables sobre esta disciplina, ejecutada en masa por el centroderecha en algunas ocasiones de la última legislatura para lograr la mayoría cuando sus miembros hacían novillos. Probablemente, dada la escasa ventaja de La Unión en el Senado, reaparecerá con fuerza en las próximas semanas.
Sin embargo, ayer se dejó sentir -que no ver- otro personaje clásico, el 'francotirador'. Es el diputado díscolo, desobediente o directamente vendido que, aprovechando el secreto del sufragio, vota contra los suyos sin ser descubierto. Normalmente desaparece tan fugazmente como se había manifestado cuando se le hace caso o se le da lo que quiere, un cargo, un favor o quién sabe qué. Pero también sirve simplemente para enviar señales inequívocas de mosqueo. Ayer en el Senado hubo al menos seis 'francotiradores' dentro de La Unión. Se quedaron en tres en la segunda y decisiva votación que debía dar la mayoría absoluta a Franco Marini, pero bastaron para arruinarle la fiesta. Su peso ha sido y será fundamental porque la mayoría de Prodi en esta cámara es de sólo dos escaños.
La lealtad
En el traicionero mundo de los partidos italianos, donde la lealtad se considera a veces simplemente una forma poco realista de encarar la política, quien más quien menos ha sido blanco de 'francotiradores'. Como los gobiernos suelen ser coaliciones de varias formaciones, aparecen en cuanto hay disidencias internas. El primer Ejecutivo de Prodi, por ejemplo, cayó en 1998 por un solo voto en medio de una conspiración de supuestos amigos, que siguen en su coalición, nunca del todo aclarada.
La mejor forma de localizar al 'francotirador', si es que no se manifiesta él discretamente para formular sus exigencias, es pensar en su móvil. Sin embargo, ayer esta fue una tarea desquiciante, porque en la variopinta coalición de nueve partidos de La Unión todos parecían tener buenas razones para darse una puñalada por la espalda. Lo verdaderamente raro es que consigan seguir juntos. Por eso las acusaciones y proclamaciones de inocencia se sucedieron durante toda la jornada, en un clima de patio de colegio.
El que tenía más papeletas era, para variar, el ex democristiano Clemente Mastella, que suele ofrecer su pequeño partido al mejor postor y ahora anda enfadado porque quiere ser ministro de Defensa, pero Prodi no se lo garantiza. Sin embargo, desde DS (Demócratas de Izquierda), principal partido de La Unión, también se temía que los comunistas hicieran un boicot porque su líder, Fausto Bertinotti, recibía a su vez en ese momento votos amigos en contra en su candidatura a la presidencia del Congreso. Pero el propio DS era mirado con dudas, ya que se podía interpretar que querían presionar a Prodi para que lance definitivamente a su líder, Massimo D'Alema, como aspirante de La Unión a presidente de la República.
Por lo demás, podía ser cualquiera que quiera una poltrona de ministro. Como se ve, un grupo de amigos muy bien avenido. Sea como fuere, al final ayer desaparecieron los 'francotiradores'. «No ha habido ninguna contrapartida para la elección de Marini, os lo puedo asegurar, si no lo habría arreglado antes», explicó luego Prodi a los periodistas con toda tranquilidad. En el boscaje parlamentario, algún 'francotirador' estará saboreando su pieza.