El regreso más reflexivo
La Oreja de Van Gogh retorna a las listas de éxitos con su nuevo disco 'Guapa', un trabajo que invita «a una escucha más relajada»
Actualizado:En un mundo de cultura digitalizada, en la que el público se encierra en el ordenador para bajar música, unas canciones fugaces se superponen a otras o se pierden por el camino», comentan La Oreja de Van Gogh , grupo donostiarra que predica contra la incomunicación y el silencio en su reflexivo nuevo álbum, Guapa, que marca una fecha de celebración en el quinteto, sus diez años en la música. Un decenio pleno, de «contagio positivo entre sus miembros», según valoran, y en los que han crecido personal y musicalmente. Siguen huyendo de inclinarse a una tendencia musical clara, y Guapa es un disco «sin complejos», asegura la banda, «en el que la canción nos iba dirigiendo y en el que nos hemos guiado por el corazón».
Están en plena promoción de este nuevo álbum, que sigue a Dile al Sol (1998), El viaje de Copperpot (2000) y Lo que te conté mientras te hacías la dormida (2003) y a punto de iniciar una gira latinoamericana que comenzará en Chile el 13 de mayo para regresar a España el 10 de junio, día en que se inicia en Salamanca la serie de conciertos veraniegos por toda la geografía. El disco, que contiene 13 canciones, no es ortodoxo, según comentan el grupo compuesto por Amaia, Xabi, Álvaro, Haritz y Pablo. «No queremos encasillarnos porque por encima de estilos está la canción», de manera que la música de este nuevo trabajo está impregnada por toques de rock, bossa nova, reggae y pop.
El sencillo que abre el nuevo trabajo, Muñeca de trapo, apela a la exteriorización de los sentimientos, a no quedarse como un juguete, y habla de esa incapacidad de la persona a comunicarse, tal como exponen con el ejemplo de la cultura de internet. Y es que la banda se ha vuelto en estos diez años más analítica; tratan de otros temas en el álbum como de las drogas o del abandono, pero sin la pretensión de predicar. «Vivimos en una sociedad en la que nos gusta la gratificación inmediata . Eso se nota en la música porque esa acción de comprar un disco con su caja y escuchártelo tranquilamente o llevártelo al coche ya ha sido sustituido por el usar y tirar de internet; por eso invitamos a una escucha más relajada», observa el quinteto.
No han parado en estos diez años. Han recorrido países de Latinoamérica y su última actuación fue en Japón. Irán pronto a París, aunque creen difícil penetrar en el mercado europeo por la barrera del idioma. Hasta ahora, a pesar de la intensidad de sus actuaciones, se han tomado con suma relajación el momento creativo. Cada trabajo consume un año de su tiempo en que se retiran a prepararlo. «Los discos no se despachan -dicen-, son algo muy intenso, y en ese año de creación pasas por inseguridades, atascos».
Al hacer el balance de estos diez años, en los que han vendido cinco millones de álbumes en todo el mundo y conseguido 25 discos de platino en España y 26 en Latinoamérica, dan más importancia a su crecimiento personal que al profesional, porque lo primero les lleva a madurar en el trabajo, según estiman. «Somos unos grandes privilegiados, hemos llevado una vida muy intensa, rica; hemos pasado de los 20 a los 30 años y puede decirse hemos vivido la mitad de los mejores años de nuestra vida, y que la otra mitad es lo que nos queda», apunta Xavi. En este crecimiento comentan que se ha producido una retroalimentación de unos y otros, que se han contagiado de los aspectos positivos del de al lado. «Somos como una familia», concluyen. Y apostillan que Guapa «es la historia de quien no se da por vencido en el viaje de encontrarse a uno mismo». En esa ruta siguen.