Sinvergonzonería política
Actualizado: GuardarLos recientes acontecimientos vividos en Marbella nos dejan a todos una sensación de desazón increíble. Son muchos años pidiendo democracia, hace poco más de dos décadas estábamos felices porque la dictadura ya era historia y en este país se instauraba un sistema que, a través de los sufragios, permitiría elegir a los que serían nuestros representantes políticos. Un motivo de satisfacción después de tantos años de represión, de no poder expresar libremente las ideas.
Hasta ahí todo muy bien. Sin embargo de un tiempo a esta parte se ha instalado una cierta desconfianza en nuestra clase política. Un ejemplo lo tuvimos con la presidenta de la Asociación de Víctimas del 11-M, Pilar Manjón.
Pero lo más fuerte es lo que hemos vivido recientemente en Marbella. Todos sabemos el enorme boom inmobiliario que siempre ha rodeado a la ciudad costasoleña desde que se convirtió en escaparate del turismo y otras cosas en España. Es más porque no decirlo siempre había cierta sospecha de que algo se llevaban «calentito» los que allí mandaban. Lo que nadie podía imaginar es que se hayan llevado el «manso» Marisol Yagúe y el tal Roca que debe ser un «regalito». Ahora sólo queda esperar que el poder judicial sea precisamente eso, un poder judicial.
Carlos Ocaña. El Puerto