Jordan
Actualizado: GuardarCuatro está emitiendo los jueves noche una serie americana titulada Crossing Jordan. Esta semana comenzaba su quinta temporada. Crossing Jordan es un producto de la Sony que en EEUU funcionó muy bien. Su temática es la misma que la de CSI: historias policiales desde el punto de vista de los forenses. Cambia mucho el tono: más agitado, más rápido; también menos divulgativo, menos atento a las explicaciones anatómicas, más centrado en la tensión del relato criminal.
En cuanto a calidad, el producto es irreprochable: comparte todas las buenas cualidades de las creaciones americanas que últimamente han llegado a nuestras pantallas -CSI, Sin rastro, House...-, que pueden resumirse en unas interpretaciones muy solventes, unos guiones medidos al milímetro y una maestría digna de emulación en la creación de ambientes, que es lo que al final confiere a una historia su singular personalidad. De manera que nadie a quien le guste la televisión quedará decepcionado por Crossing Jordan: es un producto de calidad y su adquisición por Cuatro es uno de los aciertos de este canal.
Lo que termina haciéndose un poco fastidioso en Crossing Jordan es su discurso, su mensaje, machacón hasta decir basta -porque se repite una y otra vez en todos los episodios, casi siempre explícitamente- y, además, discutible hasta decir «oiga usted» -porque no deja de ser una legitimación del individualismo más egoísta-. Tal mensaje es el siguiente: la estupenda señora Jordan hace siempre lo que le viene en gana, y eso está muy bien; la estupenda señora Jordan desobedece siempre, y gracias a ello se salva la humanidad; la misión en la vida de la estupenda señora Jordan -porque, en efecto, Jill Hennessy luce estupenda- no es sino saltarse cualquier regla, y en eso consiste su valiosa contribución al bienestar colectivo. Bien, ahora imaginemos que todos y cada uno de nosotros se comportara igual: hacer lo que nos viene en gana, desobedecer siempre, saltarnos cualquier regla, fiados por entero a nuestra brillante intuición. El mundo sería un lugar inhabitable.
Mal que le pese a cierta pedagogía liberacionista, esto funciona porque todos nos sometemos, de grado o por la fuerza. Y, hombre, ya sabemos que el discurso de la rebeldía es una cosa muy moderna, pero ponerse tan rebelde cuando uno trabaja para la policía no es muy verosímil, ¿verdad? Crossing Jordan recupera un tópico permanente de la narrativa americana, así literaria como audiovisual: ese individuo que con sus solas fuerzas salva al sistema incluso oponiéndose a él. Pero la serie nos dibuja esta problemática con unos rasgos tan acentuados que rozan la caricatura. Dicho lo cual, hay que insistir: es un buen relato.