Traidores, erratas y más sorpresas en el Congreso
Actualizado: GuardarGiulio Andreotti, a sus 87 años, permaneció ayer inmóvil en su escaño del Senado, divertido con el espectáculo, durante toda la jornada. Sólo se levantó para ir a comer algo a su casa y se le oyó una sola declaración, muy lapidaria: «Francesco no es Franco», sobre el error, ya famoso, acerca del nombre de su rival Marini.
El centroizquierda se castigó el cerebro toda la tarde con la duda de si los errores de escritura en el voto podían ser intencionados. Todos miraban al inefable y poco de fiar Clemente Mastella, viejo democristiano del que se temía una traición, hasta el punto que tuvo que desmentir las habladurías y reafirmar su lealtad a Prodi. Además hubo un detalle extraño, el ya célebre voto por 'Francesco Marini' fue un error que sólo surgió en la segunda votación, no en la primera, donde hubo diversas combinaciones con el nombre, pero no ésa. Es decir, sonaba a recochineo. En la desesperación un diputado de La Unión, Fabio Mussi, llegó a decir que nunca ganarían: «Berlusconi puede comprar tranquilamente los votos que le falten en el Senado», decía desconsolado.
Pero también hubo mosqueos en la Cámara de Diputados, equivalente al Congreso, que en teoría no tenía problemas. El comunista Fausto Bertinotti no salió elegido presidente en las tres primeras votaciones, pero ya se sabía, porque necesitaba dos tercios de los votos. Se espera que lo haga hoy por mayoría absoluta. Sin embargo, 70 diputados del centroizquierda se entretuvieron en votar por Massimo D'Alema, el otro líder que quería el puesto. Fue otro síntoma de desunión en La Unión, aunque Bertinotti dijo que eran votos de la derecha para fastidiarle.