ACROBACIAS. Los artistas mostraron a las puertas del Villamarta algunas de sus habilidades.
Cultura

Sombras de la China

El espectáculo que inaugurará los Juegos Olímpicos de Pekín traerá al Villamarta la luz, el color, la música y la danza tradicionales de la China del siglo XIV

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La batalla, la nostalgia, el valor, la belleza, la victoria y la paz. Conceptos, sentimientos y valores universales que no entienden de límites geográficos ni temporales y que encuentran un medio de expresión oportuno y singular en la música y la danza.

De otra manera no podría explicarse el éxito continuado del musical que visita este sábado el teatro Villamarta: Las Campanas de la Paz, un espectáculo que alcanzó notoriedad mundial cuando clausuró los Juegos Olímpicos de Atenas, y que ha sido elegido para inaugurar las Olimpiadas de Pekín 2008.

La obra, a cargo de la prestigiosa Compañía de Música y Danza de Hubei, presume de recoger las tradiciones más significativas de la cultura oriental, para lo que pone en juego música, baile e interpretación, todo ello en el marco cuidado de una escenografía espectacular que no prescinde de luces y sombras artificiosas, una colorida presentación y un vestuario artesanal que reproduce al detalle los trajes de la China Imperial de 1.360. En Las Campanas de la Paz participan cincuenta artistas en escena, entre músicos, cantantes de ópera y bailarines que escenifican retazos de la historia del pueblo de Wuhan, ubicado en la provincia de Hubei, durante el reinado de la dinastía Chu. El montaje es un manifiesto homenaje al bagaje histórico de este pueblo, a su concepción de la patria más como un sentimiento que como una extensión geográfica, expresado a través del arte, de la cultura y, sobre todo, al sonido de sus campanas, como metafórico nexo de unión.

La producción, tal y como explicábamos al principio, gira en torno a varios conceptos de gran peso en la tradición oriental: la batalla, la nostalgia; el valor y la belleza y, por último, la victoria y la paz.

Sobre estos pilares se escenifican doce números musicales que representan momentos de la época de guerra, de cultivo, los ceremoniales, la forma de vida de la realeza y la felicidad de la posguerra en Wuhan. Todos los instrumentos (percusión, cuerda y viento) y los 564 trajes y complementos que aparecen en la obra son fieles reproducciones artesanales de la época. En el espectáculo Las Campanas de la Paz podremos ver y escuchar instrumentos de bronce, entre los cuáles los más importantes son las campanas, seda (cuerdas del laúd o violín de dos cuerdas), bambú (tanto en instrumentos de viento como de percusión, imitando xilofones flexibles), madera, arcilla, calabaza, cuero e incluso piedra.

La música china se distingue de la occidental en su ritmo, compás y tono. Pero su sonido inconfundible se debe principalmente a los instrumentos musicales. Los instrumentos de la antigua China estaban divididos en ocho categorías, de acuerdo al material con que estaban hechos.

En el espectáculo intervienen 29 campanas originales, nueve móviles y 20 fijas. Según la directora del Teatro de Música y Danza de Hubei, Xu Xiaoping, «el sonido de las campanas produce un eco en el cielo que lo hace vibrar y se introduce hasta lo más profundo de tu ser». En escena hay campanas de diferentes tamaños, según su tonalidad. Las más grandes llegan a pesar 200 kilos cada una y miden más de 1,5 metros.

Las campanas han sido utilizadas por el pueblo chino para registrar su historia. Por ello, todas las campanas tienen inscripciones grabadas de forma artesanal. Cuentan con diferentes estilos y diseños, según la época en la que fueron construidas, lo que es muestra de la importancia que le otorgan al arte y la música en la cultura china. Así, tras la dinastía Yuan, con el predominio budista, las campanas eran pesadas, simples y sin decorar. Muy al contrario, durante la corte de Qianlong, tenían inscripciones que representaban dragones, nubes y diferentes motivos orientales, que indican su origen en la época de prosperidad de la región. A pesar de sus diferencias, las campanas tienen algo en común: su forma.

En definitiva, color, movimiento en el baile y el batir de las sedas, efectos de luz, alegría y música son los ingredientes de este espectáculo que, sin lugar a dudas, dejará huella entre los espectadores, tal y como ha ocurrido en otros puntos de España.