Muchos invitados
Actualizado:AYER tocaba un ligero optimismo en la política andaluza con respecto a un acuerdo final entre socialistas y populares sobre el Preámbulo (con mayúsculas por derecho propio a tenor de la polémica de carácter nacional que ha levantado sus diferentes redacciones hasta el momento) del nuevo Estatuto. Ayer optimismo y después pesimismo espeso.
Son muchos los invitados que se han personado en el debate sin ser convocados. Unos, por viejas cuitas sin saldar que aprovechan la oportunidad para el ajuste de cuentas; otros, porque iban «pasando por allí» y no estaban dispuestos a ceder ante la tentación de adjudicarse unas dosis de protagonismo y dejarse notar ante tanta audiencia.
Y enfrente de todos ellos, la población andaluza dando ejemplo de tranquilidad (que algunos pretenden disfrazar de indiferencia) y saber valorar en su justa medida la dimensión de la diatriba política. Ciertamente, en el presente que nos ocupa es casi imposible olvidar algunas de las celadas que agitaron el proceso que desembocó en el 28 de Febrero de 19890. Celadas, oportunismos y brindis al sol. Parece que el pasado nunca desaparece por completo.
Ante todo ello, los dos grandes partidos andaluces han nombrado una especie de directorio (negociador) de guardia por si suena la flauta y hay fumata antes de que amanezca el próximo dos de Mayo en la Cámara de las Cinco Llagas. Aunque si el precio a pagar por esa fumata es un Preámbulo (se insiste: con mayúsculas) con una redacción ininteligible, contradictoria, de repique de campanas y exaltadora de lo obvio y ajena al ridículo, lejos de avanzar en ningún sentido habríamos retrocedido en el tiempo.
Hay que repetir una vez más que el consenso es recomendable pero no indispensable, y recientemente el ex presidente de la Junta, Rodríguez de la Borbolla, se ha manifestado en este sentido pero con mayor rotundidad al decir que el momento presente el consenso total no tendría una importancia capital. Y habría que añadir que ni provincial, permitan la ironía.