COMO NUEVO. Bibiana Aído, durante su discurso en la bendición del Retablo del Nazareno tras su restauración.
Cultura

Tan brillante como el primer día

El Retablo Mayor del Nazareno fue bendecido ayer tras las labores de restauración realizadas durante un año

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Como nuevo. Así ha quedado el Retablo Mayor de la Capilla del Nazareno después de un año de exhaustiva restauración. Ayer, su nueva imagen se presentaba en sociedad y recibía la bendición, la religiosa y la profana, de las decenas de fieles e instituciones religiosas y civiles que se dieron cita en la iglesia de Santa María.

El hermano mayor de la cofradía del Nazareno, Manuel Albalá, introdujo este acto «de justicia» que ha devuelto a la obra de Gonzalo Pomar el «mismo esplendor» que lucía en 1758. Para lograr este milagro patrimonial, ha sido necesario todo un año de trabajo «debido a la complejidad de intervenciones como su estudio científico, la valoración del estado de conservación y posterior tratamiento», como explicaron durante el acto los tres restauradores que han llevado a cabo la labor, Pilar Morillo, Francisco García y Francisco Bazán -más conocidos como Los Pacos-.

Tras el estudio histórico-artístico de las características formales del retablo, los restauradores pudieron comprobar el deteriorado estado del conjunto, muy afectada por la incidencia del microclima de la capilla -que sobrepasaba en un 50% los niveles idóneos de humedad para la conservación-, así como por calcinaciones, perforaciones, mutilaciones, desgaste -sobre todo en el frontal del altar, donde se había eliminado casi «el 100% de la superficie del dorado»-.

También llamó especialmente la atención de los restauradores el inesperado hallazgo de «unos 200 metros de cable» en el interior del retablo o la gran cantidad de polvo acumulado.

Secretos escondidos

Pero no todo fueron sorpresas des-agradables. Durante las tareas de reparación, los restauradores descubrieron algunos secretos escondidos en el interior y el reverso de la obra. Documentos fechados en Córdoba en 1730 -seguramente traídos por los doradores que trabajaron en el retablo-, piezas cerámicas y pictóricas, piezas procedentes de otros retablos -quizás de anteriores restauraciones- o inscripciones como la que reza Carlos Brumazo, hijo de la Ciudad de Cádiz año de 1758 Enero día 8.

Las labores de restauración, consolidación estructural, limpieza y reconstrucción volumétrica fueron algunas de las técnicas usadas para que hoy el Retablo del Nazareno luzca de nuevo como en el siglo XVIII lo idease Gonzalo Pomar.

Con la presencia de Bibiana Aído, delegada provincial de Cultura de la Junta, y la ausencia -por motivos de agenda- de la al-caldesa, Teófila Martínez -a la que disculpó Enrique García-Agulló -primer teniente de alcalde-, el retablo fue rociado con agua bendita por Sebastián Llanes Blanco -delegado episcopal para las Hermandades y Cofradías de la Diócesis- y Marcelino Martín Rodríguez -canónigo de la Catedral de Cádiz y director espiritual de la cofradía del Nazareno-.