SÓLIDO. El Puerto Real ha conseguido por fin hacerse fuerte en el Sancho Dávila. / GONZALO HÖHR
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El Puerto Real saborea el fruto de la permanencia tras su victoria

Los locales ganan al Coria con goles de Javi Herrera y Juanmi El equipo sevillano acusó el bajón anímico por su casi seguro descenso

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Puede que sea el partido de la tranquilidad, ese que supone el final del sufrimiento en esta temporada de cuatro entrenadores en el Puerto Real. Hay quién ya se pregunta si el Puerto Real podría haber peleado por metas mayores si Rafael Escobar llega un mes antes pasar suceder a Joaquín Revuelta, en esa nefasta época que llevó al equipo de La Villa a coquetear claramente con los puestos de descenso. Desde que Escobar está, el Puerto Real ha concatenado una serie de resultados que ya le hace jugar más suelto, más cómodo. Sin la presión ni los agobios que daba la clasificación.

Ayer, sin ir más lejos, el rival fue difícil hasta que bajó los brazos (el Coria al final del partido ya notaba pesadas las piernas, pero no por el gasto del partido, sino por su casi segura situación de descenso). El Puerto Real supo negociar las curvas de la manera necesaria para lograr el punto número 40. Primero obtuvo la ventaja con un gol de Javi Herrera que cazó un rechace de Juan a disparo de Asencio. El Coria reclamó fuera de juego, pero parece correcta la aplicación del reglamento por parte del cordobés Ródenas Queralta. Después finiquitó la papeleta Juanmi en una carambolesca jugada de rechaces en la que el meta Juan está desplazado de lugar.

Los corianos tuvieron, curiosamente, su mejor oportunidad recién efectuado el saque de centro. Añete encaró a Bocardo pero el meta verdiblanco cercenó de raíz la principal oportunidad de gol de los visitantes. Escobar suspiró en el banquillo, pues un tempranero gol hubiese dado un perfil radicalmente distinto a lo que, a la postre, fue el partido.