Llegó el 'The end'
Los cines Lealas, Jerezano y Delicias han sido considerados como áreas de Intervención y pronto desparecerán del paisaje urbanístico El antiguo cine Maravillas tan sólo mantendrá la fachada
Actualizado:Son ya lustros los que han pasado desde que las instalaciones cinematográficas tradicionales ubicadas en el centro urbano pasaran a mejor vida. El Jerezano fue el último en echar el cerrojo en la primavera de 1998.
Desde entonces la oferta de ocio en el centro histórico de la ciudad teniendo como referencia al séptimo arte ha estado centrado en los diferentes ciclos de cine que trimestralmente acoge la Sala Compañía -de propiedad municipal- o el Centro Cultural Caja San Fernando, y que han estado auspiciados y organizados por el Cine Club Popular con el apoyo del Instituto de Cultura.
Hace unas semanas, el Pleno municipal acordó descatalogar los cines Jerezano y Lealas, ambos incluidos en el área de Conservación Arquitectónica y que pasan ahora a ser considerados como área de Intervención. Sus solares pasarán de tener un uso de equipamiento privado a residencial y compatible, incluido el cine Delicias.
Con esta decisión parte de la historia cultural de nuestra ciudad será sólo eso; historia.
El PGOU, el vigente, considera que dichas instalaciones «han quedado obsoletas debido a los cambios experimentados por nuestra sociedad en su hábitos culturales y de ocio», asegurando que la actual «situación de abandono» de estos inmuebles «viene ralentizando e, incluso repercutiendo negativamente en el entorno de las fincas» citadas.
Por estos motivos, la GMU y la entidad propietaria de los cines suscribieron un convenio de planeamiento en octubre del 2004 para que por parte de la entidad municipal se procediera a la modificación del PGOU en el sentido que anteriormente hemos comentado. Esta misma situación ya ocurrió con los cine Valeria y Riba, ambos de propiedad de la familia Riba Gabaldá. El primero ya ha sido víctima de la «revolución inmobiliaria» que la ciudad vive desde mediados de los noventa, mientras que el segundo se encuentra en proceso de edificación del solar.
El antiguo cine Maravillas también ha sido desposeido de su traje y esqueleto de hormigón y acero, y tan sólo se ha respetado su fachada por el valor arquitectónico que atesora, ya que su diseño y edificación fue ejecutado por Fernando de la Cuadra en la década de los años cuarenta.
Para la GMU, con todo lo expuesto, estas justificaciones son muy claras y apoyan la modificación del Plan ya que queda demostrable la innecesariedad de su destino a equipamiento de ocio. El punto a modificar, el número 26, dice que «es obvio que la recuperación del uso del cinematógrafo no es viable dadas las condiciones socioculturales actuales. Prueba de ello es el tiempo trasncurrido sin que haya existido iniciativa alguna para retomar el uso de cine tradicional, por otro lado entrañable para la sociedad jerezana».
Además añade, que una vez comprobados los planos de ordenación de la Memoria que «los entornos de los tres cines se encuentran suficientemente dotados con equipamientos que asumen con creces las necesidades de los habitantes de sus alrededores».
Por tanto, la vida de las estructuras de estos cines es muy corta, pero ésta ya está impresa.
De su intrahistoria podremos destacar que durante un tiempo, a principios de los años setenta, el cine Delicias se convirtió en Sala de Arte y Ensayo lo que permitió que en esos últimos años del franquismo la juventud jerezana de la época tuviera la oportunidad de asitir a estrenos -tardíos, porque no decirlo- de películas de cineastas como Kubrick, Kurosawa, Coppola, Cimino, etc, que durante esos años copaban las salas independientes con películas como La Naranja Mecánica, Derzu Uzala, Apocalipse Now, El Cazador o La Puerta del Cielo. Impresión, la que se llevaron los vecinos de la Asunción cuando, con la trasición democrática, la sala se especializó en emitir películas de categoría X. Era el único de los cines que no contaba con el popular gallinero, además de no contar con las primeras cuatro filas, ya que era imposible manten el cuello rígido durante las dos o tres horas que duraban los largometrajes y era obligatorio para las Salas X.
El Teatro Villamarta, como tal, fue el primero en emitir las primeras películas sonoras en los años treinta y durante muchos años intercaló el cine con el teatro hasta su cierre por la falta de ayuda para su rehabilitación.
Por ejemplo, el cine Lealas hubo un tiempo que se llamó «Luz Lealas». El propietario del mismo quiso así homenajear a los hermanos Lumiere (Luz). También fue el primero, antes las multisalas, en adaptarse a los tiempos modernos al remozar el patio de butacas y contar con una pantalla de formatos especiales como el Todd-AO. Durante muchos años, el cine Lealas albergó la Muestra de Cine Internacional que organizaba el Cine Club Popular. Una buena cita con el séptimo arte donde acudir a estrenos de películas que como muy cerca se podían ver en Sevilla o Madrid.