Ramón Velázquez y los niños
Actualizado: GuardarEl pasado Lunes Santo, como en los dos años anteriores, mi hijo de nueve años, se levantó asomándose a la ventana y, mirando al cielo, se volvió con una sonrisa y me dijo: ¿Papi hoy acompaño a mi Virgen de las Penas, por las calles de mi Cádiz! ¿Qué ilusión! Pero llegó lo que nadie quería, mi hijo me decía que estaba asustado, porque el paso se echaba encima de los monaguillos. El encargado de ellos me dijo que lo cambiase de sitio, pero él seguía asustado y se quería ir. Por parte del encargado ninguna pega, al revés, sí se preocupaba por los niños, pero al chaval no lo dejaron trabajar. En la calle Sagasti, tuve que apartar a un monaguillo, la manigueta le daba en la cabeza. Como veía que nadie de la Junta hacía nada, fui a hablar con el señor Velázquez. Me dirijí a él educadamente y le dije que los niños estaban asustados, que si podía tener un poco de cuidado con ellos. Me respondió que él no tenía la culpa, que los niños debían andar. Sin embargo, no podían hacerlo, pues la procesión estaba parada. Pero él, hasta que no paró de sonar la música, no paró el paso, dándome a entender que lo que le importaba era su lucimiento personal y no unos monaguillos, que al fin y al cabo son unos niños. Ahora, el fiscal me busca y me dice que yo no tengo por qué hablar con el señor Velázquez, y le pregunto si él sabe por qué tuve que ir, ya que nadie de la Junta hizo nada para que los niños dejaran de estar asustados, invitándome a que me llevara al mío si éste no podía seguir, y le dije que se fueran él y el señor Velázquez. Porque mi hijo es viñero y un niño con mucha ilusión. Al final de todo esto, pierde el niño ilusionado, pues me lo tuve que llevar, al ver que todo iba a seguir igual. Después me viene Carmen Valero, diciéndome que me tranquilice, que ellos lo están controlando todo, y le pregunto donde estaban ellos y le recuerdo que a su sobrino este capataz lo arrolló y lo tiró al suelo en La Magna, porque lo de La Magna en la plaza Pinto fue de vergüenza. Le digo que si eso lo hubiera hecho otro capataz, lo hubieran echado y ella me contesta sonriendo que los Valero son muy de Velázquez y eso es lo que hay.
Manuel Fernández Campos. Cádiz