PAISAJE. La Cueva de la Ermita es la primera etapa en el descenso; su bóveda verde y el reflejo rosa del agua hacen de este lugar uno de los paisajes más bellos de la Sierra de Grazalema.
Polideportivo

Un descenso hacia el paraíso

La bajada en rápel de la Garganta Verde supone una aventura fácil y divertida para los aficionados a la naturaleza

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El Parque Nacional de la Sierra de Grazalema cuenta, entre sus muchas riquezas, con una joya que se ha convertido en lugar predilecto para miles de amantes del montañismo: la Garganta Verde. En este idílico paraje, los excursionistas con una pizca de espíritu aventurero pueden vivir una experiencia inolvidable descendiendo por las paredes de un cañón que cuenta con más de 200 metros de profundidad, lo que lo sitúa entre los más pronunciados de Europa. Cuevas multicolor, paredes empinadas en las que anidan buitres leonados o corrientes de agua cristalina son sólo algunos de los atractivos naturales con los que se encontrarán los visitantes.

El recorrido por la Garganta Verde dura en torno a las cuatro horas; un tiempo, sin embargo, meramente orientativo ya que en este paraje el tiempo se detiene; Al entrar en él, las preocupaciones cotidianas de cada persona se quedan a un lado para dar paso al placer de la naturaleza. La primera etapa consta de una camino sencillo que culmina en la cueva de La Ermita, denominada así porque en su interior se levanta un supuesto púlpito. La combinación de colores producto de la luz filtrada, la bóveda verde y el tono rosa que las algas dan a las aguas interiores convierten a esta oquedad en un lugar de ensueño. Una vez aquí, llega el momento de sacar a relucir las cuerdas, cascos y arneses para dar comienzo a la bajada en rápel por las paredes de la garganta.

Descenso de cañones

El descenso de cañones es una afición relativamente desconocida en España. Se introdujo en nuestro país a través de los pirineos franceses a comienzos de la década de los 80 aunque, hasta el momento, su práctica no ha alcanzado fama más allá de un ámbito muy reducido. Concretamente, en Grazalema se lleva a cabo en distintos puntos entre los que destacan las gargantas Verde y de Buitrera, ésta última ya en las estribaciones de la provincia de Málaga.

El descenso con cuerda de la Garganta Verde se divide en cuatro tramos. Enganchados por sus arneses, los excursionistas bajan consecutivamente cada una de las etapas las cuales constan de un desnivel medio de entre cinco y seis metros. Una de las principales ventajas, y a la vez atractivos, de esta actividad radica en que no es necesario tener un conocimiento previo del rápel, siempre y cuando éste se realice bajo la supervisión de monitores especializados.

Con el fin de calificar la dificultad de los descensos a cañones, se han establecido tres parámetros de medida que giran en torno al carácter acuático del paraje, la longitud de los descensos en cuerda y el tiempo necesario de evacuación en caso de crecida. En base a estos principios, la Garganta Verde se califica como cañón con muy bajo riesgo de descenso. Sólo una advertencia: una experiencia no apta para los que padezcan de vértigo.

Una vez finalizado el descenso es hora de recrearse entre las estrechas paredes, disfrutar de un baño en las cristalinas aguas del río Bocaleones, tomar una bebida fresca y, por norma general, de empezar a buscar fechas para repetir la aventura.

Cientos de visitantes

Pese a la dificultad que supone obtener los permisos oficiales para acceder a esta zona, son miles las personas que ya se han deslizado por las paredes de la Garganta. África García, responsable de llevar a cabo esta actividad en el club Aljibe y gran conocedora de la zona, recomienda a todo amante del deporte al aire libre que se acerque hasta el lugar, tanto por su valor paisajístico como por las actividades que se pueden realizar en él. Para ella, se trata de «una auténtica aventura que hay que vivir para describir en su justa medida» y añade que «es una manera de conocerte a tí mismo y de ver hasta dónde puedes llegar». A modo de conclusión, recuerda que «aunque a veces algunos se asustan un poco cuando comienza la bajada, al final todo el mundo quiere repetir la experiencia».

En definitiva, la visita a la Garganta Verde se muestra como una magnífica combinación entre deporte y naturaleza. Un experiencia que ya han vivido miles de personas y de la que, hasta el momento, ninguna ha salido decepcionada. Por algo será.