Dos de los acusados del 'caso Sanlúcar' dicen que el soborno fue inducido por el edil del PP
El ex alcalde socialista de la localidad asegura que el concejal popular «estaba desempleado, no se sentía valorado dentro de su partido y vendió su voto»
Actualizado:Dos de los acusados por el Ministerio Fiscal de un delito de cohecho en Sanlúcar en octubre de 1999 por un presunto soborno a un concejal del PP para evitar una moción de censura contra del alcalde socialista de la localidad reconocieron ayer ante el jurado que «sí existió delito», pero a la inversa. El Secretario de la Organización del Comité Local del PSOE, Rafael García Raposo, manifestó que «fue el concejal popular, Manuel Ramírez Rodríguez, quien contactó conmigo aprovechando la amistad que le une con mi cuñado para proponerme que por dinero estaría dispuesto a votar en contra de la moción de censura, pero que tenía miedo por la gran presión que tendría que soportar y me indujo al soborno». Un temor que explicaría, según refirió Raposo la compra de unos billetes de avión a Lisboa para que «Ramírez no se viese obligado a asistir al mencionado Pleno».
Ante la perplejidad de los miembros del jurado y de los presentes en la Seccion Cuarta de la Audiencia Provincial de Cádiz, Raposo, explicó que «por aquel entonces, Ramírez no tenía ningún apoyo por parte de su partido, sentía que no iba a tener ninguna responsabilidad política, puesto que no contaban con él y vino a mí».
Una ocasión que decidió aprovechar Raposo para «seguir el juego de Ramírez con el objeto de conseguir documentación y pruebas para denunciarlo». Eso explicaría, según el ex concejal socialista, el cheque al portador por valor de cinco millones de pesetas facilitado al «concejal transfuga» el 16 de octubre y las diferentes letras firmadas.
Un mal trago
A preguntas de su defensa, Raposo se definió como «un profesor de Geografía e Historia de Secundaria que se ha dedicado a la política como concejal del PSOE desde la primera legislatura democrática en 1979. Veinte años en los que no he cobrado ni una sola peseta», pero que a raíz del caso Sanlúcar fue obligado a presentar su dimisión, pues «ante el montaje mediático que se había hecho, el Partido Socialista tenía que dar una respuesta y fue mi cese», dijo visiblemente emocionado y viéndose obligado a pedir un vaso de agua.
Por su parte, el ex alcalde de Sanlúcar, Agustín Cuevas Batista, mostrando sus dotes dialécticas y capacidad política en todo momento, aseguró que cuando llegó a sus oídos la propuesta del edil popular pensó que «era una locura». «Le dije a Raposo que era un tema que no conducía a nada, que la Alcaldía estaba ya perdida incluso con el voto de ese concejal tránsfuga y que tuviese cuidado con lo que iba a hacer», aseveró.
Sin embargo, Cuevas reconoció ante el jurado que le dijo a Raposo: «Si puedes recoger pruebas, tira para adelante para que vea la ciudadanía qué clase de gente gobernará Sanlúcar».
El ex titular sanluqueño reiteró en varias ocasiones que «la Alcaldía estaba perdida desde el mismo día que se presentó la moción. No existía ningún tipo de posibilidad de gobernar».
En relación al listado de llamadas telefónicas hechas durante esos días, «a horas intempestivas», según el fiscal, entre Raposo y Cuevas, el ex alcalde advirtió que «como Raposo era docente, tenía que localizarlo temprano antes de que empezase a dar clase, de ahí las llamadas antes de las ocho de la mañana». Además, el ex titular sanluqueño aseguró que «siempre hablabamos por teléfono».