Berlusconi agotará las vías legales contra su derrota y no se sabe cuándo querrá dimitir
Puede optar por seguir en el cargo hasta la formación del Parlamento
Actualizado: GuardarBerlusconi aún no ha llamado a Prodi para felicitarle por su victoria en las elecciones y quizá no lo haga nunca. No acepta la derrota y proseguirá su estrategia de resistencia hasta el final, que en este momento no se sabe dónde está ni cuál puede ser. Independientemente de los resultados que Il Cavaliere pueda esperar obtener, su objetivo es mantener esta misma situación de inestabilidad, que desgasta a Prodi más que a él y arroja sobre el naciente Gobierno una constante luz de ilegitimidad. Según sus cálculos, este Ejecutivo apenas durará unos meses porque la estrecha mayoría de La Unión en el Senado, sólo dos escaños, le impedirá sobrevivir. En esa cámara, el centro-derecha concentrará todos sus esfuerzos de acoso y derribo. Ayer llegó por fin el reconocimiento oficial de EE UU de la victoria de Prodi, que da por buena y definitiva la decisión del Tribunal Supremo italiano del miércoles. «Nuestro Gobierno está preparado para trabajar con el futuro primer ministro italiano, Romano Prodi», dijo el portavoz del Departamento de Estado, Sean McCormack. Era una de las últimas voces internacionales de peso que quedaba por pronunciarse. Ya sólo queda el Papa. Pero en Italia, Silvio Berlusconi sigue en sus trece. Lo que hará es una incógnita, pero es razonable imaginar el escenario menos sereno, que incluye la posibilidad de que el próximo viernes, cuando se celebre la primera sesión del Parlamento, Berlusconi aún no haya dimitido de su cargo. En ese caso, que sería único en la historia reciente de Italia, quizá renuncie ante la primera comprobación numérica de las nuevas mayorías, pero si no, sólo la votación de confianza del nuevo Gobierno le obligaría a abandonar. La pregunta que todos se hacen en Italia es hasta dónde se atreverá a tensar la cuerda Il Cavaliere, y dado su conocido desdén por las reglas y las costumbres cabe cualquier hipótesis. El resultado será muy negativo para el país, que seguirá sumido por tiempo indefinido en un marasmo institucional. Para evitarlo, será decisiva la actitud de los socios más moderados del centro-derecha, los democristianos de UDC, que ya se han desmarcado de Berlusconi, y de Alianza Nacional, también fríos en esta batalla.
Discusiones en La Unión
Forza Italia, el partido del magnate, anuncia que agotará las vías legales de impugnación. Una puede ser un recurso ante un tribunal administrativo y otra, una reclamación a la junta de elecciones del nuevo Parlamento. Forza Italia exigirá extender la comprobación de votos a todas las papeletas no válidas, es decir, a las nulas y en blanco y no sólo las impugnadas como se ha hecho hasta ahora. Entretanto, la estrategia de Berlusconi será abrir una trinchera en el Senado. «No podrán permitirse ni un resfriado», dijo ayer Carlo Vizzini, de Forza Italia, sobre el margen de dos escaños de La Unión.
Del otro lado, Prodi espera aguantar la legislatura con esa angustiosa ventaja, o así lo dice en público. «Tenemos el derecho y el deber de gobernar», insistió ayer, aunque la coalición ya está discutiendo por quién se queda la presidencia de la Cámara de Diputados. Si no cambia el clima, la tensión seguirá candente cuando el 28 de mayo lleguen las elecciones administrativas y, en junio, el referéndum sobre la reforma constitucional de Berlusconi.
Se plantearán casi como una segunda vuelta de las celebradas elecciones generales.