'Remake' enfrenta a progres desencantados con sus hijos
Roger Gual debuta en solitario con un drama generacional ambientado en una masía de la sierra catalana
Actualizado: GuardarLawrence Kasdan en Reencuentro y Kenneth Branagh en Los amigos de Peter cultivaron el drama generacional que arranca con la reunión de un grupo de amigos. Hace años que no se ven, y todas las miserias del pasado saldrán a la luz en una suerte de catarsis. Roger Gual adopta la misma estructura en Remake, aunque con una pequeña diferencia: no hay un ápice de nostalgia en esta ácida, desabrida crónica del reencuentro de varias parejas que vivieron la utopía de Mayo del 68 en una masía de la sierra catalana.
El director sabe de lo que habla: él mismo vivió de niño junto a sus padres hippies en una comuna. Por eso, además de abordar el desengaño de los padres, indaga en la desorientación de unos hijos que contemplan perplejos a sus progenitores y les reprochan no haberles proporcionado una infancia al uso. Remake no reparte piedad ni cariño para nadie, de ahí la aspereza que rezuman sus imágenes, deudoras de la vibrante opera prima de Gual, Smoking Room, codirigida junto a Julio D. Wallovits. El estilo naturalista, nervioso, con una trama que avanza mediante episodios, se cimenta en unos diálogos sin pausa. Los protagonistas de Remake hablan por los codos, quizás porque tienen muchas culpas que expiar. Todos menos uno, el único que continúa viviendo en la masía y se ha quedado anclado en los 60, ajeno al consumismo y a las señas de identidad del triunfo burgués. Gual ha escogido a un reparto de excelentes actores identificados en la vida real con posiciones progresistas: Juan Diego, Eusebio Poncela, Silvia Munt Hay momentos en que parecen interpretarse a sí mismos.
Más interés reservan los hijos de estos progres desencantados. Han disfrutado de una educación liberal, y resulta que ahora se muestran más conservadores que sus padres. Sin inquietudes, abúlicos, amargados y sin expectativas de futuro, Gustavo Salmerón, Alex Brendemühl y Juan Navarro se reservan los momentos de humor de Remake. Desgranan sus disquisiciones mientras hacen las compras en el supermercado o se emborrachan con desopilantes consecuencias para Brendemühl, que sigue extrayendo una rara comicidad de sus imperturbables composiciones.
Sin sentimentalismo
Habrá catarsis en este fin de semana que contempla los estragos del paso del tiempo. Quienes vivieron el amor libre en la comuna han acabado divorciados. ¿Cómo van a criar a sus hijos si todavía no han encontrado su lugar en el mundo? Presentado a concurso en el último Festival de Cine Español de Málaga, el primer largometraje en solitario de Gual hizo recordar a los críticos las viñetas amorales y amargas de Todd Solondz. La mala leche con que se retrata el personaje de Marta Etura, representante de una juventud concienciada, solidaria y optimista, demuestra por dónde van los tiros de esta incómoda confrontación generacional.