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PAN Y CIRCO

Tiempo de espera y esperanza

JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO<br><br>deportes@lavozdigital.com/
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En estos momentos decisivos para lograr los objetivos que se marcó el equipo amarillo al comienzo de la temporada, es necesario que todos sepamos controlar los nervios, dominar las emociones y administrar las fuerzas. A lo largo de esta difícil andadura, los comentaristas y los aficionados hemos calificado determinados partidos como vitales porque de ellos dependía el éxito de toda la campaña. Conforme se conocían los resultados, unos y otros hemos ido cambiando nuestras valoraciones y nuestros sentimientos sobre el trabajo del entrenador, sobre la entrega de los jugadores e, incluso, sobre la gestión de la junta directiva. Espárrago y los jugadores, sin embargo, tanto en los momentos de euforia como en las fases de desánimo, han insistido en las posibilidades reales de alcanzar la meta. Han repetido, una y otra vez, que el éxito final dependería de múltiples factores y de diversas circunstancias que, en cualquier caso, se tenían que afrontar con serenidad, con frialdad y, sobre todo, con paciencia. Si en varios momentos hemos temido que el desaliento de los aficionados y, sobre todo, que el desánimo de los jugadores pudieran tender una trampa mortal, ahora, tras el éxito logrado frente al Zaragoza, nos preocupa que se dispare nuevamente una ingenua euforia y que pensemos que la permanencia está al alcance de la mano. Insistimos una vez más en que aún no es el tiempo propicio para hacer números, sino para concentrar la atención en el partido del próximo domingo y, con la misma «frialdad de mente y calor de corazón» que se abordó el encuentro en la Romareda, emplear frente al Deportivo las armas de la fuerza, de la presión y de la casta, pero a condición de que el equipo mantenga también la serenidad, el aplomo, el sosiego y la tranquilidad con el fin de administrar, las fuerzas físicas: éste es el tiempo de la espera y de la esperanza y, por lo tanto, el momento de la paciencia y de la ilusión.