Los osados
Actualizado:Básicamente hay dos cosas que no entiendo. La primera tiene que ver con David Meca y sus hazañas deportivas. No puedo comprender como una persona cabal decide un día atravesar un largo recorrido a nado, mientras canta Europe's Living a Celebration para evitar dormirse, al mismo tiempo que es atacado por un ejército de medusas asesinas. Para que una vez alcanzado su destino, decidir participar en un concurso de bailes de salón. Incomprensible. Por cierto, ¿han visto el anuncio en el que simula cruzar el Atlántico desde Cádiz a Nueva York sin más aliciente que un plátano? No tengo palabras.
Volviendo al tema inicial. La segunda cosa que no entiendo tiene que ver con el Toro Embolao. Este fin de semana, los pueblos de la Sierra han celebrado esta fiesta que atrae a turistas de diferentes partes del mundo. Vecinos de la provincia disfrutaron de un día festivo en el que antes de salir a correr, algunos, los más, saciaron su hambre y calmaron su sed con copiosas cantidades de comida y cerveza -o lo que se terciase-. Tras haber llenado bien el estómago y entre el mareíllo producido por el alcohol y la modorra que provocan los grandes banquetes, los más osados e inconscientes echaron a correr para huir de un astado, que era más peligroso por lo asustado que estaba que por sus cuernos. Como resultado, algunos de los improvisados mozos saltaron por los aires tras ser embestidos por el bravo animal.
Está claro que cada uno puede divertirse como quiere, pero me gustaría saber si este tipo de actividades se celebran por la subida de adrenalina que produce el miedo o por una falta absoluta de respeto a la vida. Quién sabe.