Llegar vivos a mayo (ii parte)
Actualizado: GuardarLobos y Pavoni han devuelto la esperanza al cadismo. A las seis menos veinte del pasado domingo, tras el trallazo de Savio, el Cádiz estaba a punto de sacar el billete para Segunda, los más fieles a Muñoz y Espárrago se preparaban para justificar lo injustificable, y los hosteleros, ahora que el inspector de Vía Digital les estaban exigiendo elevadas tarifas por dar el Cádiz, se imaginaban volviendo a cerrar los domingos por la tarde, porque un Cádiz-Poli Ejido no lo retransmite ni la municipal de Onda Cádiz (por cierto, brillantes las retransmisiones de la pasada Semana Santa). Sin embargo, en lo que dura un cubata, nos olvidamos de la manifiesta falta de calidad, de la inoperancia para dar dos pases seguidos con sentido y de las dificultades para meter el balón en la puerta contraria, y el que más y el que menos le fue soltando a la parienta que el 7 de mayo ponga una ración menos de arroz, porque las calles Guzmán El Bueno y Cádiz de la capital madrileña esperan, por segunda vez este año, a la marea amarilla. Las cuentas, lo dije hace un mes, salen. Y ahora más. Calculadora en mano, prefiero estar en el pellejo del Cádiz que en el del Mallorca, Alavés o Real Sociedad, firmes candidatos para acompañar al Málaga a Segunda. Al Cádiz le quedan tres finales concatenadas, porque para ganar al Getafe primero habrá que ganar a la Real, y para ganar a los vascos, antes habrá que haber derrotado al Depor. El último partido doy por hecho que se gana de calle, y en cuanto a la visita al Nou Camp, mucho me temo que Laporta prepara la fiesta del título liguero en casa y a costa del simpático submarino amarillo. El domingo nos la jugamos, puesto que una derrota nos hundiría y una victoria nos llevaría hacia el éxtasis de la salvación. Ahora, más que nunca, el Carranza ha de ser un fortín que amedrante a los visitantes nada más saltar al campo. O ya puestos, cuando lleguen en el autobús, sin violencia, por supuesto. Apelo a la Federación de Peñas, a la Prensa, a Internet, y a los cadistas de la provincia para conseguirlo. Y de paso, no estaría de más, tal y como insinuó Paz, que el presidente se retratara con una prima no esperada, que el dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla. Todo esfuerzo es poco.