Rusia, EE UU, Europa y China no logran consensuar una postura ante la crisis iraní
Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que se reúnen en Moscú a nivel de viceministros de Exteriores, difieren en los métodos Ahmadineyad dice que el Ejército «cortará las manos de cualquier agresor»
Actualizado: GuardarEntre los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, EE UU, Francia, Reino Unido y Rusia) las posturas difieren demasiado en cuanto a los métodos a emplear para obligar a Irán a suspender su programa de investigación nuclear. Por eso, en la reunión mantenida ayer en Moscú a nivel de viceministros de Exteriores, en la que también participó Alemania, sólo se constató, una vez más, la necesidad de evitar que el régimen de los ayatolás se dote del arma nuclear, pero sin determinar cómo se piensa lograr tal objetivo. Se coincidió también en la idea de que la vía diplomática es la más deseable, pero tampoco se decidió qué hacer a partir del momento en que se agote.
Y es que el 28 del presente mes vence el plazo que el Consejo de Seguridad de la ONU dio a Irán para que ponga fin a sus actividades nucleares. La declaración, aprobada el pasado 29 de marzo, no establecía, sin embargo, que sucederá si Teherán desoye las demandas de Naciones Unidas. El encuentro de ayer en Moscú, convocado en el marco de una reunión para preparar la cumbre del G-8 del próximo mes de julio, pretendía precisamente acordar la estrategia a seguir en el pulso con Irán a partir del día 28.
Por parte de EE UU asistió Nicholas Burns, el número tres del Departamento de Estado. Washington pretendía obtener del resto de los miembros del Consejo de Seguridad luz verde a una resolución que permita la aplicación de sanciones contra Irán e incluya la amenaza de intervención militar, si los dirigentes persas se empecinan en continuar enriqueciendo uranio. El jarro de agua fría lo echó Rusia, cuyo ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov, insistió en que la «vía diplomática es la única posible». Lavrov cree además que la labor a realizar para esclarecer los «puntos oscuros» del programa nuclear iraní debe estar en manos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y no del Consejo de Seguridad de la ONU. Al menos en la actual etapa.
El viceministro de Exteriores, Serguéi Kisliak, fue el representante de Rusia en la reunión y no se apartó ni un ápice de las líneas maestras marcadas por Lavrov. Su portavoz, Mijaíl Kaminin, dijo horas antes que «ni las sanciones ni el uso de la fuerza conducirán a la solución del problema». A juicio de Andréi Denísov, el embajador ruso ante la ONU, no hay que desanimarse porque «el resultado final será probablemente positivo». Denísov considera que «los iraníes tienen reputación de negociadores duros, pero al final siempre es posible llegar a un acuerdo con ellos».
El emisario chino, el viceministro de Exteriores, Cui Tiankai, también pidió una salida negociada a la crisis iraní. Tanto Moscú como Pekín tienen importantes intereses económicos en Irán. Rusia ayuda incluso a Teherán en el desarrollo de su programa nuclear. Sus especialistas construyen una planta atómica en la localidad iraní de Busher. Por la parte europea, en la reunión estuvieron presentes los directores políticos de los ministerios de exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido, Stanislas de Laboulaye, Michael Schaefer y John Sawyers. Las conversaciones discurrieron en medio de las advertencias de varios responsables iraníes. El portavoz de Exteriores, Hamid Reza Asefi, dijo que la reunión de Moscú es más importante para quienes participan en ella que para Irán, ya que, «si no actúan de forma razonable, se perjudicarán a sí mismos». El embajador iraní en Moscú, Ansari Gholamreza Shafei, declaró en una entrevista a la radio Eco de Moscú que «las presiones a nuestro país no sirven para nada, suelen surtir justo el efecto contrario». Gholamreza previno además de la posibilidad de «un enorme conflicto en toda la zona de Oriente Próximo, si no se logra llegar a un acuerdo aceptable para todas las partes». «Estamos preparados para la guerra», lanzó el diplomático iraní.
Golpear
La situación se agravó el martes de la semana pasada, cuando el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, aseguró que su país ha logrado completar por medios propios el ciclo de enriquecimiento de uranio, paso indispensable en el camino hacia la producción de combustible para el reactor de una central nuclear, pero también para la construcción de una bomba atómica. Con motivo de la celebración del Día del Ejército, Ahmadineyad ha asegurado que las Fuerzas Armadas iraníes cuentan con un gran potencial y «cortarán la mano a cualquier agresor que nos ataque». El director del centro ruso por la Seguridad Internacional, Alexéi Arbátov, afirmó ayer en una rueda de prensa que EE UU lanzará un ataque contra Irán el año que viene. Según el experto ruso, «es preferible iniciar una intervención armada contra Irán mientras no haya logrado aún dotarse del arma nuclear que después». Arbátov cree que «utilizará sólo su aviación para golpear objetivos estratégicos» en el país persa. A juicio del especialista ruso, hasta que llegue ese momento, Washington intentará aislar a Irán, ganarse a Rusia y China e incluso retirar sus tropas.