Profetas en su tierra
Los siete jugadores gaditanos que consiguieron medalla con el combinado andaluz de minibasket saborean su gesta y se preparan para continuar con sus ligas provinciales
Actualizado:Este tipo de torneos constituyen además de un proceso fundamental en la formación deportiva de cualquier niño, una experiencia única para jóvenes talentos que explotan todo su potencial inmersos en un ambiente de compañerismo difícil de superar. «Las chicas de Cataluña y Castilla-La Mancha eran las más simpáticas», recuerdan las cuatro integrantes del equipo femenino.
Deporte y convivencia
Y es que no todo es competición. Durante días que duró el evento, los alrededor de quinientos deportistas que se dieron cita en el hotel Barceló alternaban sus partidos diarios con una convivencia a imagen y semejanza de los deportistas de élite: desayuno, vídeos, tácticas, siesta Por supuesto, también hubo tiempo para el ocio -fueron al cine a ver Ice Age 2- y para compartir confidencias y sueños. Pero sin dormirse. De los sueños en las habitaciones se pasaba a la realidad de la cancha, donde tenían que dar el do de pecho en cada partido. Excepto Marta Troncoso y Teresa Hipakka, que comparten equipo (CB Portuense), el resto pertenece a un club distinto de la geografía gaditana: María Oliva Sánchez, al CABU; Grisela García, al Promaga La Línea; Kevin McGinty, a Las Canteras de Puerto Real; Jesús Torres, al Unibasket Jerez; y David Cordón, al Cádiz CB. Pasarán de compañeros a rivales, «pero menos», apunta Kevin, al que, como a todos, le ha visitado un pequeño bajón en los días posteriores al torneo. «Les echo un montonazo de menos».
Ahora es momento de reflexionar, de girar la vista y recordar. Para las chicas la bronca que recibieron de Iván Rodríguez tras su mal juego ante Madrid se esfuma de sus memorias tras el apoteósico minuto final ante Castilla-León, el que le valió el bronce; para los chicos la imagen del pabellón Bahía Sur abarrotado y en pie para celebrar su victoria y las sensaciones posteriores en la entrega de trofeos serán su recuerdo más valioso. Y la medalla de oro, que ya tienen un lugar privilegiado en sus respectivos aposentos.