Otro mal golpe
Actualizado: GuardarNo estoy en mi mejor forma, pero eso no es lo peor, sino que ya no tengo forma de estar mejor. No es que me encuentre demasiado mal: es que no encuentro a los amigos con los que siempre lo he pasado bien. Han muerto casi todos y vine a Madrid para verles. Citas largamente acordadas. Con Jaime Campmany, con Meliano Peraile, con José María Iglesias... A ciertas alturas de la vida se siente un vértigo contradictorio, ya que sabemos que estamos más cerca de la tierra que nunca. El caso es que cuando se mueren nuestros amigos su ausencia equivale a una mutilación. Debe de ser puro egoísmo. Ahora me llaman desde Málaga, en vez de llamarme a Málaga, para decirme que ha muerto Félix Bayón. Tampoco podré verle cuando vuelva y también estábamos citados.
Hablamos mucho, últimamente. Era un estupendo conversador y poseía el don innato de la alegría. Una alegría de la buena, o sea, sin motivo. Se reía como nadie y de casi todo. Hablamos de su novela última, El mal golpe. ¿Cuántas más hubiera escrito sobre Marbella? Llegó a conocer la hermosa y saqueada ciudad de pe a pa. Y a pu. (Me abstengo de completar las sílabas iniciales). Félix era un articulista excelente, pero se negaba a ser un novelista excedente y tenía muchos proyectos.
Marbella necesita muchas cosas, ya que se las han llevado casi todas. Entre otras precisa 6.000 millones de euros para acabar con 32.000 viviendas ilegales. Todo son conflictos. La ex alcaldesa y la ex teniente de alcalde son rechazadas por las otras reclusas en la cárcel de Alhaurín de la Torre. No quieren que deshonren la prisión. No admiten que convivan los que han robado un pan con los que han robado millones; los que han robado una tienda con quienes han robado un Ayuntamiento. Se quedarán en blanco las páginas que hubiera escrito Félix sobre la gentuza que desmanteló la ciudad. Sí. Ahora Marbella necesita muchas cosas, mucho dinero, mucha agua y mucho detergente. Pero lo que más necesitaba era a Félix Bayón.