Ibarretxe afirma que los «derechos históricos son la única Constitución» de los vascos
El lehendakari esgrime legitimidad para «decidir nuestro futuro en paz y en libertad» Imaz añade que no admitirá un recorte en la situación de Euskadi como en Cataluña
Actualizado:El PNV certificó ayer, en la conmemoración emblemática para el nacionalismo del día de la patria vasca, su voluntad de marcar distancias con la izquierda 'abertzale', no dejarse enredar en sus planteamientos e intentar hacerse fuerte en la centralidad política y sociológica de Euskadi frente a ETA y Batasuna, por una parte, y los socialistas, por otra, en el nuevo escenario abierto por el alto el fuego permanente de la banda terrorista.
El lehendakari Juan José Ibarrexte aprovechó ayer el Aberri Eguna para asegurar en Bilbao que los «derechos históricos suponen la única Constitución» de los vascos. Por su parte, el presidente del PNV, Josu Jon Imaz, criticó a Alfonso Guerra por dar por zanjado el Plan Ibarretxe y advirtió que en Euskadi no se admitirá un recorte similar al que el Congreso ha dado al 'Estatut' surgido del Parlamento catalán.
La referencia central de la jornada, sin embargo, fue el alto el fuego permanente de ETA. Ibarretxe e Imaz dieron por segura la desaparición de la violencia y explicaron a los militantes y simpatizantes el proceso político que, a su juicio, acompañará al fin del terrorismo. El lehendakari abrió el acto con un discurso en el que afirmó que «la única Constitución del pueblo vasco es la formada por los derechos históricos del pueblo vasco que ampara y respeta los textos constitucionales».
Frente a quienes esgrimen la Carta Magna española como límite, a juicio de Ibarretxe «cualquier solución que en términos políticos se dé para este país, vendrá de la actualización y el desarrollo de los históricos vascos y, por lo tanto, del reconocimiento de que este pueblo tiene derecho a decidir nuestro propio futuro en paz y en libertad». A renglón seguido, eso sí, mostró su disposición a «pactar» el ejercicio del derecho de autodeterminación.
«Verificación ética»
En otro momento de su alocución, avanzó que tras la «verificación ética» del alto el fuego permanente de ETA por parte del Gobierno, llegará la «verificación democrática» del proceso político por parte de la sociedad vasca, artífice de la paz y que se llevará a cabo «debatiendo, negociando, alcanzando acuerdos» entre los diferentes partidos políticos.
Dirigiéndose a los vascos, vaticinó que «al final, vosotros vais a decidir el futuro de este país porque no habrá ningún obstáculo, porque habrá desaparecido el obstáculo de la violencia para decidir nuestro futuro en paz y en libertad». «Esta hora ha llegado y hoy estamos celebrando este Aberri Eguna con esta posibilidad inmensa», clamó entre aplausos.
En la misma línea se pronunció el presidente del PNV. Josu Jon Imaz fijó en la consecución de la paz el «eje prioritario» de su grupo junto a la creación de un foro de partidos en el que quepan «todas las sensibilidades». El dirigente se mostró convencido de que «vamos a seguir adelante, frente a todos los obstáculos, haciendo nación día a día». En clara referencia a las declaraciones en las que el ex vicepresidente del Gobierno y presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, Alfonso Guerra, se jactó de haberse «cepillado» tanto el Plan Ibarretxe como el Estatuto de Cataluña, avanzó que «no nos van a amilanar los personajes y personajillos que pretenden meternos palos en las ruedas».
Imaz ironizó sobre las expresiones de Guerra y le recordó que los términos utilizados «invitan al cachondeo porque eso de pasar el cepillo unido a Alfonso Guerra tiene su coña, porque algunos nos acordamos de que hace 14 años se tuvo que ir del Gobierno precisamente por pasar el cepillo».
Críticas
El dirigente recordó, con sorna, que «ese personajillo» tuvo que abandonar el Gobierno por «pasar el cepillo» a través del despacho de su hermano, lo que le dio pie para reprochar a los dirigentes del PSE que no contravinieran a su compañero de partido. «Son expertos en pasar el cepillo al autogobierno de este país», censuró, e ironizó sobre el «tupé» que tienen al celebrar el aniversario del Estatuto.
La frase aún dio para más, cuando Imaz le agradeció que haya proporcionado una justificación para un futuro referéndum en Euskadi: el cambio de marco será preciso, coincidió con Ibarretxe, para que Madrid «no pueda cepillarse la voluntad» de Euskadi. Insistió en que lo prioritario es asentar la paz, pero también en que, asegurada ésta, los partidos deberán negociar un nuevo Estatuto, cuyos pilares situó en el derecho a decidir, la bilateralidad con el Estado y «el reconocimiento de Euskadi como sujeto político».
El lehendakari y él se mostraron convencidos de que los vascos «nunca» han sentido tan «arraigado» que serán ellos los que determinen su porvenir, aunque ese ejercicio, admitieron, deberá nacer del «pacto». «Eso es imparable», concluyó Ibarretxe, que recuperó el espíritu de su plan, se remontó a la abolición «por la fuerza» de los Fueros y advirtió de que «cualquier solución» partirá de la actualización y desarrollo de los derechos históricos.