¿Qué bueno que apareciste, Lobos!
El media punta argentino cuajó su mejor partido en el Cádiz cuando el equipo amarillo más le necesitaba
Actualizado:Hace unos días Francisco Narváez, Kiko, le cedía en las páginas de este periódico su testigo de salvador a Lucas Lobos. Ayer el argentino, muy dado a comentar desde que llegó a Cádiz que le gusta asumir la responsabilidad, lo recogió. ¿Y de qué manera! Cuajó su partido más completo desde que defiende la elástica amarilla, participando en los dos tantos del bloque de Espárrago y eclipsando el gol de Savio, que fue de más a menos y terminó acusando su falta de forma física.
Mucho se le había achacado durnate estos últimos meses a Lucas Lobos su exceso de filigrana, su precipitación en el pase y su carencia a la hora de resultar determinante, que al fin y a la postre es el principal motivo por que el que los dirigentes del Cádiz apostaron por él en el mercado invernal. Ayer, en la primera gran final que tenía el conjunto de Espárrago apareció.
Lo hizo desde el minuto uno, y hasta el noventa. Sus primeras acciones de mérito fueron un pase al hueco a Sesma, que cayó en un fuera de juego milimétrico, y otro a Enrique; luego vendrían dos disparos lejanos que no crearon demasiado peligro, pero que avisaban de sus intenciones futuras, y por último su acción más espectacular. En el minuto 42 firma una jugada de crack, en la que deja sentado a Álvaro con un sombrero y un amago, y Gabi Milito se ve obligado a derribarle dentro del área. Decisión, sangre fría y otro gol en su casillero, ya que Lobos se ha perfilado como un gran especialista en las penas máximas. Ese tanto servía para contrarrestar el zurdazo del 10 zaragocista, que no marcaba desde el pasado 21 de septiembre.
Tras la reanudación, continuación del festival del futbolista con piernas de bailarina. Genial asistencia a Pavoni tras brillante jugada por la izquierda para firmar el definitivo 1-2 y los rivales sólo pueden pararle a base de faltas. Hasta que en el 88' Espárrago le sustituye. Ovación cerrada. ¿Qué bueno que apareciste, Lobos!