Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
PUBLICIDAD. Rainiero se valió de la imagen de Grace Kelly para promocionar Mónaco entre las grandes fortunas.
Contraportada

Con ella llegó el glamour

Se cumplen 50 años de la boda del príncipe Rainiero de Mónaco con Grace Kelly, actriz que interpretó el mejor papel de su vida

TEXTO:/CARMEN FUENTES / FOTOS: LA VOZ
Actualizado:

Hay quien dice que las chicas guapas sólo se casan con príncipes en las películas de Walt Disney, sin embargo eso fue lo que le pasó a Grace Kelly, la más admirada de las rubias actrices de Hitchcock. Con su porte delicado y aristocrático, su gélida mirada y su elegancia innata y sexy, supo enamorar desde la pantalla a los hombres de medio mundo y conquistar, como en los cuentos de hadas, no sólo al joven y apuesto soberano de un Principado en la fastuosa Costa Azul y darle todo el boato y esplendor que jamás tuvo, sino ser reflejo de las miradas femeninas de otro medio mundo que veían en ella su ideal de mujer.

El matrimonio de Rainiero III con Grace, la actriz nacida para princesa, llenó de glamour a los Grimaldi, una de las dinastías más antiguas de Europa, y con ella comenzó ese género de prensa amable y elegante que protagonizó y supo mantener como nadie (ni siquiera su hija Carolina le iguala) durante toda su vida.

Género al que se su sumaron otras bellísimas mujeres con sofisticación, belleza y encanto que encarnaban esa vida de amor y lujo con la que muchos sueñan. Entre ellas, Jackie Kennedy-Onassis, la emperatriz Soraya, Farah Diba, Ira de Furstenberg, Begum, Wallis Simpson, Cocó Chanel y, más adelante, Noor de Jordania, Lady Diana Spencer, Carolina de Mónaco, Rania de Jordania... y un puñado de actrices del Hollywood de su época.

Reclamo de la moda

Ellas fueron el reclamo de las grandes firmas de moda. Y Grace Kelly, la precursora, con Christian Dior a la cabeza, a quien ella juró fidelidad. Más tarde, Hermès diseñó para ella el kelly, el bolso más copiado del mundo. Si Grace sacaba un peinado, un pañuelo o unas gafas, al minuto lo convertía en moda.

Su boda con Rainiero fue un acontecimiento mundial de primera línea, porque aunque la realeza europea le dio la espalda por tratarse de una plebeya (cómo han cambiado los tiempos) -sólo el rey Faruk de Egipto y el viejo Aga Khan se dignaron a sistir-, la primera dama de Hollywood congregó a 600 invitados, 2.000 periodistas y 30 millones de telespectadores, es decir, todo el que en 1956 tenía televisión.

Grace inauguró así una etapa de la que el próximo martes se cumplen 50 años, cuando en la catedral de Mónaco, una plebeya americana y actriz de Hollywood, -aunque hija del rey del ladrillo-, dio el sí quiero, en unos esponsales de película, al apuesto monarca de un Principado que vivía del casino y de la evasión de impuestos. A partir de entonces y con el tirón de Grace Kelly representando el mejor papel de su vida, Rainiero aprovechó para convertir Mónaco en el paraíso de las grandes fortunas y del glamour.