Sin distinción de clases
Actualizado:La ludopatía es una enfermedad que no suele hacer distinción de clases, pero hay sectores más proclives a sufrir este mal. La posibilidad de disponer de dinero, de horarios laborales más flexibles o el hecho de disfrutar de demasiado tiempo libre hacen que más de uno caiga en el brillo del dinero de las salas de juego.
De ahí que no exista una profesión más propensa a la caída a la adicción, pero muchas veces los jubilados y los parados, quienes disponen de más tiempo, forman el colectivo de muchos de los ingresos en las asociaciones.
Entre las mujeres, los informes indican que la mayoría son amas de casa o se dedican al negocio de la hostelería, aunque todavía representan un número muy pequeño del total de personas tratadas, ya que tienen miedo y están peor vistas todavía en la sociedad.
Muchas de ellas utilizan el juego como una vía de escape, una forma de entretenimiento y de aumentar las relaciones sociales. Por ese motivo, los expertos sostienen que las amas de casa son un grupo especialmente vulnerable.