El reto de enseñar el ombligo

Los intensos rayos solares que han bañado la provincia durante algunos días en esta Semana Santa parecen augurar una espectacular temporada de playa en el litoral gaditano y, como cada año, tanto hombres como mujeres comienzan a observar las prendas de baño de sus armarios con temor y un cierto sentimiento de culpa motivado por los impopulares michelines, crueles testigos de meses de excesos alimenticios y vida sedentaria. Bikinis y bañadores hacen gala de una sinceridad injusta y brutal y muestran los cuerpos de sus portadores tal y como son. Tristemente, los resultados casi siempre se alejan de los actuales cánones de belleza y obligan a las personas a renegar de su físico. Este cúmulo de factores ha propiciado que los gimnasios y los centros de estética de la provincia estén repletos de clientes que buscan moldear sus cuerpos con sudor y esfuerzo en muy poco tiempo.

De esta forma, los gimnasios de la Bahía vuelven a registrar sus mayores cuotas de afluencia durante los meses previos al estío. El incremento de socios matriculados oscila entre el 20 y el 40% dependiendo del centro, aunque el desánimo causado por inexistencia de resultados inmediatos hace que las nuevas inscripciones, en la mayoría de los casos, se traduzcan en escasos meses de asistencia por parte de los socios.

Enseñar el ombligo con dignidad en la playa es un duro desafío del que dejan constancia a diario cientos de jóvenes gaditanos durante el trascurso de sus rutinas de ejercicios. Sara Huelva, socia de un gimnasio de San Fernando desde hace dos meses, resume sus objetivos en una sencilla frase: «Perder unos kilitos para poder lucir mejor el bañador en verano». Sara confiesa que no es el primer año que realiza dicho intento, y señala que en las anteriores ocasiones abandonó el compromiso, ya que observaba «que mucho ejercicio derivaba en poco resultado».

Por su parte, Jessica López, también socia reciente de un gimnasio isleño, señala la importancia de contar con un apoyo extra a la hora de alcanzar las metas fijadas: «Hay que acudir con una amiga al centro y establecer un pique sano en lo que a la consecución de resultados se refiere, ya que si no se termina dejando el gimnasio por aburrimiento». Otro factor determinante para Jessica reside en la atención constante y los consejos de los monitores.

Como detalla Benito Bozo, entrenador del gimnasio Vincen Sport Club, «los clientes siguen demandando verano tras verano imposibles tales como conseguir un cuerpo a la carta en cuestión de dos meses, o mejorar sólo partes muy localizadas de la anatomía». Bozo también afirma que los clientes acuden cada vez más a este tipo de centros conscientes de que moldear el físico es un procedimiento gradual y sacrificado, por lo que las decepciones cada vez son menos habituales. A la cabeza de las preferencias de las mujeres continúa la perdida de peso, mientras que los hombres optan por buscar un mejor tono muscular.

Salud

El monitor además advierte de la proliferación de prácticas totalmente desaconsejadas para acelerar las metas fijadas, entre las que se encuentran dietas estrictas e incompletas no configuradas por profesionales en nutrición.

En cambio, Iván Marti, gerente del gimnasio Isla Caribe, se muestra esperanzado por la actual sucesión de modas que impera en este tipo de centros, ya que afirma que «la tendencia del culto al cuerpo está siendo sustituida por la inclusión del ejercicio en la búsqueda de hábitos saludables».