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El Cristo de las Penas hizo estación de penitencia en su templo
La brillantez de la Madrugá de Arcos no pudo tener continuidad con el Viernes Santo debido a la lluvia intermitente que cayó sobre el municipio serrano
Actualizado: GuardarLa Semana Santa en Arcos continuaba con el Viernes Santo, una jornada que tuvo que ser suspendida ante la amenaza de lluvias. El tiempo terminó dando la razón a las Juntas de Gobierno de las dos hermandades que tenían prevista su estación de penitencia, ya que una hora después las lluvias hicieron acto de presencia. De este modo, el Dulce Nombre de Jesús y el Cristo de las Penas y Nuestra Señora de la Quinta Angustia, y el Santo Entierro y la Soledad tuvieron que realizar su penitencia dentro del templo.
La Semana Santa arcense se prolongará hasta el próximo domingo en el que El Resucitado tomará las calles. Para el Domingo de Resurrección será el Toro del Aleluya el que tome el protagonismo durante todo el día. Por su parte, la madrugá del jueves en Arcos de la Frontera comenzaba tras la recogida en su templo de las procesiones de Jueves Santo, de ese modo la Vera Cruz había vuelto al Hospital de San Juan de Dios y Los Remedios, acababa de hacer lo mismo veinte minutos antes de la salida del Nazareno a las calles de Arcos. Una salida que se produjo a las dos de la mañana y que se caracterizó por la gran expectación que el pueblo arcense tenía por ver al Señor de Arcos. La estrecha calle a la que tiene salida la Parroquia de San Agustín era un auténtico hervidero de personas, el nerviosismo era la tónica predominante entre los asistentes, por encontrarse con la imagen más venerada de cuantas hay en la ciudad.
El cortejo lo abría la banda de cornetas y tambores de las Tres Caídas, con aspecto cansado en sus caras, por el trajín de estos días, pero con una enorme ilusión y ganas por llevar a su Señor por todos y cada uno de los rincones de su pueblo. Hay que tener en cuenta que esta banda acompañó a Jesús las catorce horas de su recorrido, descartando la posibilidad de ser relevada, ya que sus componentes querían hacer el recorrido completo del Nazareno.
La primera de las imágenes era la de la Santa Mujer Verónica, a hombros de las hermanas costaleras. Esta imagen destaca por llevar entre sus manos el pañuelo con el que secó a Cristo en su camino hacia el Calvario, un pañuelo en que se refleja la imagen del Señor. Antecediendo y precediendo a este paso mariano, encontrábamos una numerosa fila de nazarenos, ataviados con una túnica morada de la hermandad y un cíngulo amarillo de cordón. Unos nazarenos que se veían obligados a caminar sin apenas espacios entre ellos, debido a la gran cantidad de hermanos que acompañan a Jesús en su discurrir por las calles arcenses.
Tras La Verónica, llegó el momento tan ansiado y Jesús Nazareno tomó las calles de su pueblo, donde vecinos y visitantes lo recibieron con gran alegría y con todo el amor de sus corazones, las lágrimas comenzaron a hacerse presentes en la gran noche de la ciudad monumental. El paso de misterio de Jesús iba presidido por la vara de mando de la ciudad. El alcalde perpetuo de Arcos había regresado para visitar a sus hijos. Sus pasos eran seguidos por miles de personas que, sin ir vestidas de nazareno, lo acompañaban con una pequeña vela en la mano como símbolo de promesa.
Casi a las cinco de la mañana, El Nazareno abandonó el Casco Antiguo e hizo su aparición en el centro de la ciudad, en la calle Corredera, donde miles de arcenses y visitantes lo esperaban, repitiéndose de nuevo las imágenes del reencuentro de sus fieles con el Señor de Arcos. Ya en la parte más baja de Corredera, a eso de las seis de la mañana, llegó el momento esperado por muchos arcenses, el de las plegarias. Los Romeros de la Peña volvieron a hacer estremecer a todo un pueblo que a esa hora aguardaba con expectación el cantar de estos nazarenos hacia su padre.
Posteriormente, el paso del Nazareno fue dirigido hacia la parte alta de la ciudad, el barrio de San Francisco donde, a eso de las siete y media de la mañana, el pueblo de Arcos recibió la primera de las bendiciones de su Señor. Una vez bendecido el barrio alto, Jesús inició su camino de cinco horas hacia el barrio bajo para hacer lo propio con esta parte del pueblo.
En este barrio de María Auxiliadora, el barrio bajo, se volvió a dar una de las mañanas nazarenas propias en la localidad. Miles de fieles se congregaron para visitar al Nazareno y darle la bienvenida a esta zona del pueblo. A la altura del puente de hierro el Nazareno bendijo a todos los presentes y al resto de su pueblo. Anteriormente, fue recibido en el Asilo de Caridad, que es otro de los tres puntos donde El Señor de Arcos bendice a su pueblo.
Sobre las dos y media de la tarde, el Nazareno inició su camino de regreso a su templo, la Iglesia de San Agustín. Catorce horas después de su salida, a las cuatro de la tarde, el pueblo de Arcos despidió por este año a su imagen más venerada.