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La lluvia no dio tregua a las hermandades isleñas durante el Viernes Santo
Las precipitaciones hicieron que los pasos de Desamparados y Soledad regresaran a sus templos poco después de sus salidas, mientras que Santo Entierro y Rosario optaron por la suspensión
Actualizado: GuardarLa bonanza meteorológica causada por los intensos rayos solares y las cálidas temperaturas que definieron el inicio de la Semana Santa se alejó mucho de los encapotados cielos del Viernes Santo.
Gran parte de los isleños que se congregaron frente a los templos esperando la salida de las hermandades que procesionaban durante dicha jornada lucieron paraguas durante su espera.
La decisión de salir o no a la calle fue ponderada por las distintas juntas directivas con suma precaución. Los hermanos miraban con temor e incertidumbre a los oscuros cielos mientras revisaban una y otra vez los partes meteorológicos, que en un primer momento se mostraban tibiamente esperanzadores. Los semblantes de penitentes y cargadores reflejaban el alto grado de preocupación ante la inminente lluvia, cuyos efectos nunca han respetado la delicadeza propia del arte cofrade y de los materiales que portan.
Desamparados
Las inclemencias meteorológicas hicieron que los pasos de la hermandad no tardarán en regresar a la capilla de Nuestra Señora de los Desamparados. El Cristo de la Sangre y la Vírgen de los Desamparados, acompañados de 250 penitentes, no llegaron mucho más allá de la plaza del Rey y reviraron hacia a su templo nada más entrar en la carrera oficial.
De esta forma, rincones como la calle González Hontoria, donde la cofradía luce especialmente bella, tendrán que esperar a la próxima Semana Santa para mostrar su respeto a las imágenes titulares de la hermandad, que este año vio adelantó su horario de salida habitual a las 18,45 horas.
La lluvia impidió que los ancianos de la residencia de San José, próxima al templo, pudieran disfrutar de la salida procesional en toda su plenitud, hecho del que se lamentó el hermano mayor de Desamparados, José Manuel Gil.
Soledad
La junta estuvo ponderando la salida de la hermandad hasta última hora. De esta forma, la puerta de la Iglesia Mayor se abrió para dejar paso a los 300 penitentes de la cofradía y a los pasos de Nuestra Señora de la Soledad y al Cristo de la Redención con algo más de veinte minutos de retraso sobre la hora de salida inicialmente prevista, las 19,30 horas.
Conforme avanzaba la tarde, la insistente lluvia obligó a la hermandad a volver su templo después de poco más de dos horas de salida procesional. Tras pasar la carrera oficial y la plaza del Rey, los pasos se dirigieron a su templo tras llegar a la altura del Teatro de Las Cortes. El hermano mayor de soledad, Antonio Pérez, lamenta que este año calles tan vinculadas a la cofradía como Colón o San Nicolás se quedaran sin poder admirar a las imágenes titulares, pero es que el viernes las gotas de lluvia pesaron más a los cargadores que los kilos de las propias imágenes. Los 166 penitentes de Santo Entierro y los 50 del Rosario tendrán que esperar al próximo año para acompañar en procesión a sus imágenes titulares, ya que sus respectivas juntas directivas optaron por suspender sus salidas procesional ante la inminente luvia.
'Madrugá' isleña
Unas pocas horas antes, la ciudad había sentido el delirio de contemplar a sus imágenes más queridas entrar en la iglesia Mayor. El Padre Jesús Nazareno y María Santísima de los Dolores retaron al fuerte viento de Levante que durante toda la madrugá estuvo soplando por cada callejuela de San Fernando y completaron una magnífica estación de penitencia.
Miles de personas esperaron impacientes en la plaza de la Iglesia a la salida del Nazareno y su madre. Nada en su penitencia defraudó, los fieles los siguieron ajenos a una climatología que no acompañaba durante más de ocho horas. El éxtasis concluyó con la sentida recogida del Señor de La Isla entrando en su templo, tras dejar paso a su madre, ya pasadas las diez de la mañana.