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El templo olvidado
La Iglesia Mayor Prioral lleva años pendiente de una urgente rehabilitación integral que arregle sus cuantiosos daños
Actualizado: Guardar«No aparece». Al otro lado del hilo telefónico la Iglesia Mayor Prioral, primer templo católico de El Puerto, no existe. Un técnico de Patrimonio de la Junta explica con esta frase burocrática que no hay «por el momento» planes de una futura rehabilitación para la Prioral. Sus fieles se tendrán que conformar con la Escuela Taller que este año arreglará la fachada, a pesar de que se necesitarían cuatro manos para poder enumerar las deficiencias que agravan el mal estado del templo en todo su interior.
«Se está cayendo a cachos y no hacen nada», alerta el párroco de la Iglesia, Diego Valle. Él lleva siete años desplazado en El Puerto al frente de la Prioral y, con paciencia, sigue llamando a todas las puertas posibles para conseguir nuevas subvenciones. «Es Bien de Interés Cultural y Patrimonio de todos, no sólo de los católicos», lamenta Valle.
Histórica y visitada
El trajín en la Prioral estos días de incienso y devoción es increíble. Hasta seis hermandades tienen en el templo sus pasos. Las cofradías salen y entran, hacen en ella sus estaciones de penitencia, pero la Iglesia «no aparece». Se comenzó a construir en el siglo XV con la misma piedra arenisca de San Cristóbal que la Catedral de Sevilla y se remataba en el XVIII. Histórica sobrevivió al terremoto de Lisboa de 1755 que tuvo alcance en la ciudad y, ubicada en la plaza de España, ha sido testigo directo de las sombras y esplendores de la burguesía mercantil, y de todas las épocas que han visto crecer al municipio.
Por el momento, la iniciativa privada es la única salida para ir poco a poco rehabilitando el interior del templo. El Ayuntamiento colaboró junto a la Caja Inmaculada el pasado año en la restauración del retablo de la Capilla del Sagrario. «Eso sólo fue una pequeña parte. Era necesaria pero habría que resanar y limpiar toda la capilla que está muy mal». Y es que sólo rehabilitar esta capilla podría superar los 150.000 euros.
Con donativos
Gracias a los donativos de los feligreses en la actualidad se están restaurando las pinturas murales. Pero quedarían aún las telas y una de las joyas del templo: el retablo elaborado con plata de Potosí en 1682. Ante la urgencia de la intervención, el párroco ha solicitado a la Junta que, al menos, elabore una valoración económica que incluiría además el arreglo del ángel lamparero de estilo barroco. «Ahora pensamos que también el suelo tiene agua lo que podría acabar con la capilla».
La segunda actuación más necesaria sería la reparación de la piedra. La humedad, el agua y el fuerte viento de levante son factores que, junto al paso del tiempo, han erosionado gravemente la suspensión del edificio. La Iglesia Mayor sufre del Mal de la Piedra. Las partículas contaminantes, los residuos de combustibles no quemados y la suciedad se acumula en las superficies expuestas a la intemperie. Todo ello unido al agua de la lluvia termina por corromper la cantería. Hace 17 años se inició su limpieza pero la empresa que lo ejecutaba cayó en quiebra y el proyecto se paralizó. La piedra de la nave central quedó sin arreglarse y ahora es más que evidente su mal estado.
Pero a estas dos graves deficiencias se pueden sumar otras muchas. Es el caso del deterioro de muchas capillas, sus retablos, tapices y murales. Es el caso de la tabla flamenca de Benavides, de gran valor artístico. Lo mismo ocurre con las vidrieras de las Ánimas que se cayeron por un vendaval hace cuatro años y aún no han podido ser repuestas.
Valle advierte de que las joyas que engalanan algunas imágenes como la de la Patrona no son signos de la riqueza de la Iglesia. Los regalos que hacen los fieles de manera privada no pueden enajenarse para acometer las mejoras en el templo.