SALIDA EXTRAORDINARIA. El 28 de octubre volverá a procesionar la Virgen del Rosario por lo que podremos verla en la calle por cuarta vez en dos años. / ÓSCAR CHAMORRO

El viento acompaña a una Madrugada en la que faltó el masivo calor del público

El hermano mayor del Perdón, Manuel Garrido, anunció en el interior de Santa Cruz, la salida extraordinaria de la Virgen del Rosario en sus Misterios Dolorosos prevista para el 28 de octubre

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Doce de la madrugada del Viernes Santo. Un molesto viento que hace saltar los plásticos nos anuncia que la Madrugada va a estar exenta de la brillantez que presidió a los días anteriores e incluso nos alerta de la lluvia del día siguiente. Además, faltaba el tradicional calor del público pues se veían muchos huecos en la Catedral.

Santa Cruz se convierte en epicentro de las emociones cofrades. A las doce, con puntualidad británica, la cruz de guía de la cofradía de la Sanidad aparece por el dintel de la Catedral Vieja. Diez minutos después lo hace el paso de misterio comandado por Gerardo Navarro. Le preceden las clásicas representaciones de las carreras y colegios asociados con las especialidades médicas. En su presidencia se puede ver al concejal del Mayor, Juan Antonio Guerrero junto a Eduardo de la Pascua.

Poco después se asoma el paso de palio y detrás de él suenan las notas, para alegría de los muchos que querían ver a la Virgen de la Salud con acompañamiento musical. Se escucha Sanidad, interpretada por los miembros de la banda de música de Nuestra Señora de las Mercedes que ya nos obsequió con su visita en la pasada Magna Mariana, en aquel caso detrás de la Virgen del Amparo.

El paso se luce en su recorrido al son de los acordes. Uno de los grandes momentos se vive en la Catedral con la interpretación de Madrugá y, posteriormente, por Arquitecto Acero. Todo un acierto de la corporación que dirige José Ramón Zamora.

Solemnidad y rigor penitencial en un desfile que tiene sus momentos cumbres con el regreso por las calles Cristóbal Colón o Ruiz de Bustamante. La cuadrilla del palio dirigida por Andrés Cano se luce con Virgen del Valle o Soleá dame la mano, marchas austeras en consonancia con el carácter de la hermandad. A su capataz se le ve feliz tras la contrariedad que supuso su destitución como responsable del martillo de la Borriquita.

A las seis y media de la mañana la salida procesional ya es historia. Eso sí, una página más en una historia que se va engrandeciendo felizmente cada año.



DESCENDIMIENTO

Rigor penitencial

Escrupuloso cumplimiento de horario



En San Lorenzo se guardaba silencio antes de la salida del Descendimiento. Los penitentes ya estaban preparados en el interior del templo y en las calles próximas a la iglesia muchos esperaban el inicio de la procesión. El hermano mayor, Manuel Luna, se mostraba muy esperanzado porque un año más se había trabajado muy bien y la corporación volvería a dejar en la madrugada del Viernes Santo su sello de seriedad y sobriedad «que va a más y no se perderá».

El cortejo lo abrían tres chicas vestidas de federicas. El capataz de este misterio, Manuel Ruiz Gené estaba nervioso pero aseguraba que «he mentalizado a los hombres para que tengan en cuenta a lo que van y a la vez disfruten una vez más». Y es que, estos mismos cargadores sacaban el Domingo de Ramos a la Virgen de la Caridad de Las Penas. La cuadrilla esperaba fuera para tomar en peso este enorme misterio adornado con flores moradas. La maniobra era complicada pero se realizó bien y guardando un gran silencio.

Una vez en la calle quedaba colocar la cruz y las esquinas del paso. Mientras, los cargadores se ponían en filas dentro de San Lorenzo tal y como iban a ir debajo del paso. A las doce y veinticinco Descendimiento salía hacia la calle.

En su llegada al Palillero por Montañés sonaba la música de capilla que acompañaba a este misterio y que daba aún más solemnidad al momento. Se hacía el silencio por cada que rincón por el que pasaba la corporación. Todo salió según lo esperado y antes de las seis de la mañana regresaba a su templo por la calle San José.

MEDINACELI

Devoción en Santa Cruz

Silencio y respeto absoluto en su desfile



Una de las imágenes más veneradas de Cádiz volvió a levantar gran expectación en su desfile por las calles de la ciudad en la madrugada del Viernes Santo. La salida de su templo de Santa Cruz estuvo marcada por el silencio y el respeto más absolutos.

Por Catedral, el viento de Levante mecía el pelo del Medinaceli dándole aún más realce a la imagen. Aún no eran las tres de la madrugada. El capataz, José Luis Pájaro, daba a su cuadrilla las instrucciones en la subida por la rampa que conducía al interior del templo. Detrás del Cristo entre seiscientas y setecientas personas conformaban la penitencia. Algunas habían salido desde Santa Cruz. Otras se habían sumado posteriormente. Se escuchaban las cadenas que arrastraban por el suelo. Detrás venía su madre, María Santísima de la Trinidad, llevada con mucho mimo y cariño por su capataz, Manuel Alhambra y sus cargadores.

El buen tiempo invitaba a estar allí pese a la hora. A las siete menos cuarto de la mañana llegaba a la Plaza de Fray Félix la cruz de guía de la corporación, en medio de la lógica expectación.

Finalmente, los titulares se recogían en su templo y se cerraba así para esta cofradía una nueva Semana Santa. El hermano mayor de Medinaceli, Francisco Hernández, se mostraba muy satisfecho porque todo había salido bien. «Cuando hay tanta gente organizando es una tranquilidad.

PERDÓN

La noticia saltó en la Catedral Vieja

Salida extraordinaria el 28 de octubre



Silencio absoluto en el interior de la iglesia de Santa Cruz. Son las dos y media de la madrugada y es casi imposible acceder a la Plaza de Fray Félix.

Faltando veinte minutos para las 3, llegan los cargadores. En ese momento desde el altar, el hermano mayor, Manuel Garrido da lectura a lo que será la noticia de la madrugada. «En unos minutos haremos estación de penitencia, antes comunicaros que estamos celebrando el 25 aniversario de la bendición de nuestro Titulares, por lo que el próximo 28 de octubre tendremos una salida más». En el turno de rezos y peticiones hubo un sentido recuerdo para Ramón Devesa, secretario de la cofradía que murió hace unos años de un infarto en la misma puerta de entrada de Santa Cruz.

Son las 3 de la madrugada y se abren las puertas del templo. La Agrupación Musical Maestro Jácome entona Saeta para el Cristo del Perdón, que, de forma señorial, se mece hasta llegar a la puerta. Ya en el umbral de la misma, el capataz, Adolfo Morera pide a su cuadrilla que quiten las sudaderas de los respiraderos, orden acatada rápidamente. Tras una nada fácil salida del templo suena La Pasión del Maestro, con la cual el paso de misterio marcha para el Campo del Sur.

Juan Manzano, capataz de la Virgen del Rosario, y también de la Amargura y Buen Fin, afirma que se «encuentra con los nervios a flor de piel», pues aunque es un veterano en esto, no ocurre lo mismo con dicho paso de palio. En el mismo ha ido 20 años como cargador. El primer martillazo lo da el concejal del Ayuntamiento Francisco Carnota. La Banda de Música Virgen de la Estrella toca Reina de la Misericordia, hasta llegar al umbral de la puerta. El paso cruza la puerta sin problemas al son de Esperanza de Triana.

Poco después, el Cristo del Perdón baja por Arquitecto Acero, entrando en la Catedral por la puerta lateral. Al cabo de unos minutos sale por la fachada principal del primer templo diocesano, mientras suena el himno nacional, para proseguir con un recorrido triunfal.

A las seis de la mañana la cruz de guía salía de la calle San José para incorporarse a la Plaza Mina, según el horario previsto. Cuatro horas después llegaban a Fray Félix para culminar la Madrugada.