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EN SAN AGUSTÍN. La parroquia acogió un vía crucis y la imagen de la Buena Muerte permaneció expuesta en besapiés. / O. CHAMORRO

Un vía crucis sustituye a la estación de penitencia de la Buena Muerte

Resignación entre los congregantes de Ecce Mater Tua por la suspensión de la procesión que conmemoraba el 50 aniversario de su primera salida

M. HUGUET/ S. MORENO/CÁDIZ
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En San Agustín, a las siete y media de la tarde la junta de gobierno de la cofradía de la Buena Muerte se reunía para decidir si la hermandad realizaba su salida procesional.

Una hora después, la decisión estaba tomada. La cofradía no saldría a la calle. El hermano mayor de la cofradía, Joaquín Fernández-Repeto, explicaba que «después de ver todos los partes meteorológicos de varias estaciones, todas nos advertían que, a partir de las diez de la noche, existía el 90% de posibilidad de precipitaciones». Fernández-Repeto añadió que «la hermandad no puede poner en peligro su patrimonio tan valioso, sobre todo después de haber restaurado el paso de Cristo. Media hora antes de lo previsto, comenzó a llover con gran intensidad sobre la ciudad.

La hermandad de la Buena Muerte decidió entonces realizar su estación de penitencia en el interior de la parroquia de San Agustín. A las nueve y media se abrieron las puertas sólo para los hermanos con control de salida y cargadores. El hermano mayor aclaró que «no hemos abierto a todos los ciudadanos la entrada al templo porque la imagen del Cristo está expuesta en besapiés y supondría un riesgo para la talla. Al transitar por el templo alguien podría tropezar y estropear la magnífica imagen».

Algunos hermanos, a pesar de que se había suspendido la salida procesional, se acercaron a San Agustín para participar en la lectura de las Cinco Llagas y en un vía crucis en el interior de la iglesia. Fue entonces cuando se vivieron las escenas más emotivas de los hermanos.



ECCE MATER TUA

Congregantes desolados

Contrariedad en el 50 aniversario



Todas las cofradías y hermandades del Viernes Santo, salvo Servitas, habían notificado hacía horas la suspensión de su salida procesional. Aun así ya en la madrugada, faltaba como cada año, y van 50, la Sección de Penitencia de las Congregaciones Marianas Ecce Mater Tua. Por todas las calles aledañas a la iglesia de Santiago, desde las diez de la noche e incluso antes, aparecían miembros de la congregación con sus túnicas y antifaces negros en busca del cobijo que daría el templo.

A la entrada, un hermano pedía persona por persona su ticket, a la vez que solicita que se descubrieran el rostro. La lluvia arrecia, a pesar de lo cual sigue creciendo el número de hermanos que se trasladan hasta el templo en la lluviosa noche.

Franciso Arenas adelanta que «ahora a las 12 comenzaremos lo que llamamos la Hora Santa Mariana, tras lo cual decidiremos que hacer», aun así Arenas nos dejaba entrever lo que sucedería, «tendría que darse el milagro del 50 aniversario de la Virgen».

La procesión de este año estará dedicada como siempre a los fallecidos de la congregación. Mientras tanto llegan noticias de que va a seguir lloviendo por lo que Arenas insiste en que «no hay que ser muy espabilado para saber lo que va a ocurrir». Muchos de los presentes en el exterior de la iglesia aseguraban que saldrían. De esta manera entre cávalas y quinielas se pasó la hora frente a la Catedral. A la hora prevista hay unas 500 personas allí congregadas, cifra digna de remarcar, pues la lluvia que cae es considerable.

Finalmente y como se venía anunciando la Congregación confirmaba a la Policía Local su negativa a salir en su 50 aniversario, lo que no hizo que los cofrades allí reunidos se marcharan. Para sorpresa de los asistentes, cinco minutos después la iglesia de Santiago abre sus puertas, apareciendo por un lateral el austero paso de Ecce Mater Tua, que se queda en el umbral de la puerta del templo. En el interior se escuchan los rezos de la Congregación. Un espontáneo en la plaza grita «viva la madre de Dios, esto se merece un aplauso». Unos pocos respondieron para poner punto y final al Viernes Santo.