Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
Cartas

Llenar la vida de sentido

Actualizado:

Está claro que en nuestra sociedad occidental vivimos una fuerte crisis. Al menos así lo constatamos los que tenemos algunos años. Uno de los conceptos que entra en crisis es la vocación del hombre. Lo que siempre hemos llamado vocación en la vida de una persona -y no sólo hablo de vocación religiosa o sacerdotal-, ahora se diluye en un salir del paso, vivir lo inmediato, estar al día, sin profundizar en lo que puede suponer desarrollar unas cualidades, aptitudes y actitudes propias que nos conduzcan a ser nosotros mismos, a ser personas.

Tal vez en la palabra vocación se supone una entrega incondicional, permanente, incluso apasionada y no vivimos precisamente una época en la que la abnegación y la constancia esté de moda. Se habla mucho, quizá demasiado, de derechos, creando en torno a las personas un campo de desconciertos, intereses, expectativas y egoísmos donde es difícil que puedan desarrollarse la auténtica vocación. Hablar de vocación hoy no es fácil. Cuando uno se encuentra con alguien que dice hacer lo que hace o vivir lo que vive por auténtica vocación, lo que produce es sorpresa. Ciertamente esto ha sido siempre así, pero lo que pasaba, no hace tanto tiempo, es que se ponía más empeño en ir descubriendo paulatinamente cual era la propia vocación y se hacía todo lo posible por desarrollarla, encontrando poco a poco el camino. Ahora no hay tiempo ni hay claridad de ideas. Maximiliano de la Vega. Cádiz