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AFICIÓN. Estudiantes y trabajadores de diferentes edades se han unido por su amor a los libros.
Cultura

La puesta en común

La asociación cultural Álace y la UCA se unen para crear el Club de Lectura

TEXTO: MARIBEL POSADAS / FOTO: GONZALO HÖHR / CÁDIZ
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Unos treinta jóvenes componen la Asociación de Lengua, Arte, Cultura y Empresa (Álace) unidos por su afición y amor a estas disciplinas. Su primera actividad es la creación del Club de Lectura, una iniciativa que ha contado con el apoyo de la Universidad de Cádiz (UCA). El único objetivo es reunirse una vez a la semana para comentar las páginas del libro que han leído en sus casas y que eligieron entre todos en la reunión anterior.

Siete personas asistieron el viernes pasado a la Facultad de Filosofía y Letras para celebrar la primera cita del Club de Lectura, que pretende atraer a sus reuniones a los autores de las obras que lean aprovechando su paso por la ciudad, o bien viajar a la localidad en que esté ambientada la novela sobre la que trabajan, así como ver las numerosas películas que se han inspirado en la literatura para estudiar sus relaciones.

Matilde Gaona es auxiliar de Enfermería en el Hospital Puerta del Mar, pero cada viernes hasta que finalice el curso académico se encargará de guiar las reuniones, que tendrán lugar los viernes durante, aproximadamente, una hora. «La idea es que sea algo flexible, no es obligatorio venir todos los viernes si no se puede», explicó al resto de los miembros. «Además, tampoco tiene sentido martirizarnos con una lectura pesada o que no nos guste, por lo que podemos cambiar de libro si queremos», resaltó la monitora del club.

Junto a Matilde, una joven gaditana licenciada en Bellas Artes en la Universidad de Sevilla, Milagros Lapi, es otra de las principales promotoras de esta tertulia literaria, al tiempo que dedica su tiempo libre a la secretaría de la recién creada Álace.

«Puede participar cualquier persona que quiera, no sólo universitarios, porque está pensado para quienes estén trabajando durante toda la semana y no tengan tiempo de leer o para los que no lean nunca y quieran empezar ahora», explicó Lapi.

Facilidades

Se trata de quitarle el miedo a los libros y dejar de ver este mundo como algo difícil y aburrido. «Las sesiones no serán serias ni estaremos leyendo como intelectuales, sino todo lo contrario, porque queremos abrir la lectura a todo el mundo, que se sientan a gusto y que podamos hablar también de nuestras aficiones y de otras cosas», subrayó la monitora del Club de Lectura.

Lapi explicó que la principal intención de Álace es que el mundo de la empresa y el de la cultura se acerquen de forma que la primera «se involucre» en la segunda y que el mundo de las letras se adentre en el ámbito de los negocios para fomentar el empleo juvenil de los creadores. Aunque la mayoría de los treinta socios de Álace son estudiantes, también pertenece a ella «gente de todos los ámbitos, edades y carreras universitarias, aunque la iniciativa es de los más jóvenes». Como no sólo de libros vive la cultura, otro de sus proyectos es la organización de conciertos y «lo que surja».

Salva, estudiante de Historia, decidió inscribirse porque está «interesado en conocer opiniones diferentes de un mismo libro». Yolanda lo hizo porque su trabajo como administrativa no le deja tiempo libre para leer; un chico licenciado en Filología Inglesa que trabaja en El Puerto, aunque procede de Montilla (Córdoba), y dos mujeres más, una enfermera y otra empleada de la UCA, integran, junto a Milagros y Matilde, el Club de Lectura de la UCA, que gracias a las nuevas tecnologías e internet cruzará la frontera para que pueda participar con un joven gaditano que reside en Francia y que conoció la iniciativa a través de la web de la Universidad.