Todo Jerez clama Salud por sus rincones
El palio de María Santísima de los Dolores estrenó la restauración completa de la orfebrería
Actualizado: GuardarQuién no tenido un mal en esta vida. O no conoce a alguien que lo tenga. Por todos ellos, por todos los que no pudieron estar en la tarde del Miércoles Santo en la Plaza de San Lucas hubo otros tantos de miles que sí lo hicieron y con ello testimoniaron la presencia del resto.
Fue Nuestro Padre Jesús de la Salud en su Tres Caídas quien congregó detrás de su majestuosa canastilla realizada en ukola y rematada con el rojo intenso de sus claveles al mujerío de Jerez. Y no me interpreten mal.
Madres, esposas, hermanas, etc, pero también padres, esposos y hermanos, todas ellas y ellos pidiendo Salud por los suyos. Quizás por eso sigo aquí, con los pies en la tierra, y mis manos en el teclado.
El cortejo procesional de las Tres Caídas es uno de los más completos y sobresalientes de la Semana Mayor jerezana. Con un juego de atributos e insignias destacables entre todas las corporaciones, del que cabe mención aparte para el Banderín de Belén. Un cortejo con una presencia en las calles magnífica, sin acompañamiento musical.
Los titulares y los costaleros que les llevaron en volandas por las calles de la ciudad y la Carrera Oficial de la cofradía de San Lucas fueron comandados por Rafael González Cazalla y por Pedro Jiménez Leal en el misterio y el palio, respectivamente.
Los Dolores, antigua imagen que procesionaba con el Nazareno estrenaba ayer la restauración completa de la orfebrería. Es una de las imágenes más dolientes de entre las vírgenes jerezanas. Un palio en riguroso silencio, y cuya imagen fue restaurada hace muy poco. Lleva siempre exorno floral blanco. Ayer fueron claveles, que destacaron entre el soberbio bordado en oro y tejido negro de los faldones, caídas y techo de palio, así como las piñas, candelería y varales que componen este cuadro mariano.
Fue tal el gentío que acompañó a Nuestro Padre Jesús de la Salud en su Tres Caídas que tras su entrada en la Carrera Oficial, la siguiente corporación penitencial en realizarlo lo hizo una hora después. A pesar de ello, todo estuvo atado y bien atado. La cofradía de San Lucas no dejó escapar ni un detalle.
El silencio penitencial de la corporación en la calle fue secundado por el público, por respeto cofrade y por la satisfacción que resulta escuchar a la escolanía de niños de la hermandad cantar el miserere en latín ante la presencia de Nuestro Padre caído con la cruz a cuestas.
Dificultosa fue la salida por lo estrecha y la poca altura de la puerta lateral de la iglesia por la que la hermandad sale a la calle. Después, fueron los cuatro escalones que no fueron demasiado obstáculo para las cuadrillas del misterio y los Dolores.
La saetas en el balcón que hay frente a la Iglesia de San Lucas, a escasos metros, no faltaron en la tarde del Miércoles Santo. Ni en la recogía.
Fue en este punto y final de la estación penitencial de las Tres Caídas cuando las Hermanas de la Caridad, las Hermanitas de los Pobres, con estancia en el comedor de El Salvador, se acercaron a la parroquia para despedir a Nuestro Padre Jesús de la Salud y dar gracias por estar un año más a las puertas de su templo.
Es una cofradía fácil de ver en la calle. Su rigurosa penitencia hace que sea así.
El Señor que tallara en su día Ramón Chaveli, una de sus mejores obras imagineras, mira hacia un lado, el lado derecho del paso. Es por ello que todo el público que se interesa por la cofradía de San Lucas en la calle suele situarse en este lado de la vía.
Los nazarenos llevan el escudo mercedario en el antifaz, en recuerdo de los orígenes de la creación de la hermandad.