Lágrimas en el Palillero por su Hijo
El hermano mayor de Columna, Juan Laluz, no ocupó su lugar en la tribuna y hasta tres veces sonó la marcha Resucitó
Actualizado: GuardarLa Cuaresma de Cádiz ha estado marcada por una polémica que ha afectado directamente a la archicofradía de Columna, como ha sido la negativa del director espiritual de la corporación, Enrique Arroyo, de realizar un traslado solemne con la imagen desde San Antonio hasta la Catedral como querían los hermanos. Tras sus dímes y diretes, fue la autoridad eclesiástica la que otorgó la razón al párroco, imponiéndose su criterio de llevar a la talla hasta el primer templo diocesano en una furgoneta.
Lo que nadie pensaba era que el Martes Santo iba a esta presidido por esta polémica. Sin embargo en el Palillero pudo comprobarse que sí. Al gesto solidario de la hermandad del Caído, se sumó la negativa del hermano mayor de la archicofradía de Columna y Resucitado, Juan Laluz, de ocupar su lugar en la tribuna oficial del Palillero. Como refrendo a la Virgen de las Lágrimas le tocaron la marcha Resucitó hasta en tres ocasiones consecutivas. Como dato curioso añadir que en los respiraderos del paso llamaban la atención unas estampas con la imagen de Gloria de Luis González Rey, que procesiona el Domingo de Pascua.
En este sentido añadir que la archicofradía tuvo dificultades para acceder al templo y poder finalizar los trabajos de exornos de los pasos. Y es que el director espiritual de la misma no permitió el acceso de los hermanos los días previos a la salida y limitó a pocos minutos su estancia en la parroquia. Un párroco que no participó en la salida procesional de su hermandad «al encontrarse de guardia en la Catedral».
Inicio del desfile
A las seis de la tarde, el sonido de las campanas de la parroquia de San Antonio envolvía el centro de la ciudad. En el interior de la iglesia, todo estaba preparado para una estación de penitencia, y esta vez, sin mirar al cielo. Sólo una nube pasajera quiso acompañar la salida de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna y Azotes, más conocido en Cádiz como El Aguaor.
Eran pocos los penitentes que acompañaban al paso, aunque eran muchos los devotos que no querían perderse la salida procesional de la hermandad de San Antonio. Pero a pesar del bullicio, cuando Jesús Atado a la Columna y Azotes saludó a Cádiz, la plaza y los alrededores de la parroquia enmudecieron.
La salida del paso se tornó complicada debido a las grandes dimensiones del paso y las reducidas de la puerta de acceso al templo. Una maniobra difícil pero que la cuadrilla de cargadores dirigida por Adolfo Morera supo solventar.
Además, los cofrades y espectadores en general -como la actriz española Elena Anaya- quedaron atónitos al contemplar de nuevo en la calle este espléndido paso de misterio. Jesús Atado a la Columna, obra de Jacinto Pimentel, castigado por dos sayones que datan del siglo XVII, acompañados, como novedad, por una jamuga donde descansaban la corona de espinas y el cetro.
Minutos después de las seis y media de la tarde, el paso de palio de María Santísima de Las Lágrimas salía de la iglesia parroquial con más dificultad aún que el paso de misterio. A pulso, los cargadores de la cuadrilla de Javier Bancalero -entre ellos el cantante Miguel Nández- sacaron el paso de palio. El movimiento fue tan difícil que la parte superior del palio rozó el dintel de la puerta del templo. Incluso la cuadrilla tuvo que hacer un sobreesfuerzo al rozar la pata de la mesa del paso con uno de los escalones de acceso a la iglesia.
Tras la maniobra, los cargadores se fundieron en un fuerte abrazo con la ilusión de emprender el camino hasta la Catedral portando a su Madre. El propio capataz bromeó con la cuadrilla cuando ya estaban en el interior del paso, dándoles ánimo y advirtiéndoles que «quien levante las caídas del paso paga la multa de 500 euros».
La banda de música Jesús Nazareno de Rota fue la encargada de acompañar musicalmente a María Santísima de Las Lágrimas, interpretando a su salida la marcha Lágrimas, dedicada a la co-titular de la archicofradía de Columna, y Virgen de los Reyes para marcar el paso hacia la calle Ancha.
El paso de misterio iba adornado con lirios morados y el de la Virgen con margaritas y campanas blancas que habían sido colocadas la misma mañana del Martes Santo.
Los dos pasos recorrieron las principales calles de Cádiz, siendo de especial belleza su paso por la calle San Pedro. El viento de levante respetó la candelería de María Santísima de Las Lágrimas que permaneció encendida durante su paso por las calles del centro hasta su llegada al primer templo de la ciudad. Posteriormente, completó la carrera oficial, para cerrar un Martes Santo tan brillante como polémico.