Melanie recae

Nadie daba un duro por su ma-trimonio y llevan ya diez años juntos. Cuando Antonio Banderas y Melanie Griffith se enamoraron en el rodaje de Two much, el malagueño era un don nadie en Hollywood y ella una estrella. Hoy, los roles se han invertido. Por mucho que Banderas lamente la falta de papeles para actrices de cuarenta años cuando se le pregunta por su mujer, lo cierto es que Melanie no levanta cabeza. Tras ser fotografiada esta semana por el National Enquirer sa-liendo de una reunión de Alcohólicos Anónimos, un diseñador demandaba el pasado viernes a la actriz por impago de los trajes que ella y sus hijas lucieron en los Globos de Oro.

Niklas J. Palm ha esgrimido ante el Tribunal Superior de Los Ángeles una factura por 26.000 dólares (más de 21.000 euros), el coste de los diseños exclusivos confeccionados para Griffith y sus dos hijas, Dakota y Stella del Carmen. El modisto sostiene que han pasado casi tres meses desde la gala y todavía no ha visto un dólar. Además, su cliente vulneró un acuerdo por el que tenía que nombrarle cuando le entrevistaran en la alfombra roja. La demanda, que alega incumplimiento de un convenio oral y escrito, menciona también como acusados al actor español y su productora, Green Moon.

Trabajo extra para el representante de Griffith, Robin Baum, que ha reconocido al New York Daily News que cada vez que su representada acude a Alcóholicos Anónimos «hay paparazzi en la puerta». Unas declaraciones de la actriz reconociendo que ha llegado a consumir marihuana con sus hijos tampoco ayudan a levantar una carrera condenada a la televisión en los últimos tiempos: desde hace dos años tiene un papel fijo en la serie Twins. Hay que remontarse al año 2000 para en-contrar una película suya en los cines españoles: Cecil B. Demented.

A sus 47 años, la hija de Tippi He-dren no puede echar la vista atrás sin sufrir vértigo. A los nueve meses ya la tomaban fotografías como modelo infantil. Creció entre los tigres y leones que su excéntrica madre criaba en el jardín de su mansión de Los Ángeles. Con catorce años se fue a vivir con el actor Don Johnson, ocho años mayor que ella y con el que acabaría casándose dos veces a lo largo de su vida, antes de conocer a Banderas y divorciarse asimismo del actor Steven Bauer. De cada uno de ellos tiene un hijo. Sus momentos de gloria, incluida una nominación al Oscar en 1988 por Armas de mujer, siempre han acabado entre resacas.