Un manto de arte
Tras cinco años de espera, la Hermandad de la Vera Cruz presentó anoche el manto de Nuestra Señora de las Lágrimas José Ramón Paleteiro es el autor de esta magnífica pieza
Actualizado:Los hermanos de la Vera Cruz pueden al fin presumir de manto para Nuestra Señora de las Lágrimas. Anoche se presentó en San Juan de los Caballeros el manto que se encargó a Paleteiro, y que finalmente podrá vestir la dolorosa el próximo Jueves Santo
Es una pieza distinta, acorde con el propio estilo que esta hermandad ha creado con su cofradía. Pero a la par que distinto, es de corte antiguo, puesto que está inspirado en un manto antiguo de camarín del siglo XVIII que poseía la Virgen con anterioridad.
El motivo central es la recuperación del antiguo manto de la Virgen del siglo XVIII, bordado en plata y que los cofrades de la hermandad lo conocen como el de las estrellas. Pertenecía a la cofradía y es de las pocas pertenencias de la Virgen que se pudieron recuperar cuando la hermandad se reorganizó.
Es un manto, pese a su juventud, que nace con historia, ya que el original en el que ha sido inspirado era el que Nuestra Señora de las Lágrimas llevaba puesto cuando la imagen fue entregada por las monjas de la calle Barja.
La técnica de bordado ha sido compleja, ya que ha jugado con la restauración y la creación, respetando la antigüedad del manto antiguo pero agregándole una buhardilla en oro entrefino. Para ello, Isabel Melero aseguró que «hemos trabajado bordando en oro fino las partes nuevas, y restaurando y reponiendo el bordado en plata que ya existía».
Melero es bordadora desde hace muchos años, y hace veinte se decidió a trabajar en el taller de Paleteiro. Destaca del trabajo la terminación, «que pese a ser redonda, termina algo en pico, como el que hemos hecho a los Javieres», y que le da un aire diferente a la composición. El color del terciopelo de lyon es azul oscuro.
Fuentes de la hermandad aseguran que la gran ilusión era «recuperar el manto que ya teníamos en primer lugar, haciendo uno nuevo. Es decir, restaurar la valiosa pieza que ya teníamos integrándola en un nuevo conjunto que nos permitiera salir a la calle con él».
Cinco años han tenido que esperar en la hermandad de la Vera Cruz para ver cumplido el sueño de contemplar a Nuestra Señora de las Lágrimas con su manto bordado por las calles de Jerez. La definición final del trabajo, el encaje de las piezas antiguas con las nuevas, el montante económico y las dificultades en el pasado del manto antiguo han sido las claves que premiten comprender el por qué de la tardanza, toda vez que un manto tarda en realizarse aproximadamente dos años.
«Nosotros teníamos ya ciertas piezas hechas», afirma Isabel Melero, «pero el proceso para completar un manto es de dos años. El primer año es para bordar las piezas, y el segundo para montarlas» en el bastidor definitivo.
La Vera Cruz ha confiado en José Ramón Paleteiro por su extensa y variada hoja de servicios. La hermandad necesitaba un bordador que dominara tanto la técnica de bordado como la de restauración, y encontró en el afamado bordador sevillano a la persona ideal. De hecho, ya se le encargó en el pasado gran parte de los respiraderos y de las capillas del paso de misterio, así como la saya de salida de Nuestra Señora de las Lágrimas. Sin embargo, es en Sevilla donde Paleteiro es más prolífico, con la impresionante restauración del manto de la Amargura, el palio de Montesión o gran parte del patrimonio de la Macarena.
Aunque ninguna de las partes quiere dar a conocer las cifras oficiales que se han manejado, la hermandad asegura que es «un proyecto de la hermandad, financiado con recursos propios que ella misma genera y con donaciones de hermanos», descartando de esta manera el retraso en el pago como causa principal de la tardanza de la presentación del espléndido manto que podrá disfrutar este año Jerez.