ATENTOS. Un centenar de alumnos siguieron la conferencia. / O. CHAMORRO
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De la Osa Mayor al GPS

El director de la Biblioteca del Real Observatorio de San Fernando repasa ante decenas de estudiantes la historia de la navegación oceánica

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Contó que hubo un tiempo en el que los científicos más ilustrados capitaneaban barcos, en el que las estrellas ha-cían las veces de GPS y no los satélites, como ahora. Que hombres sabios, capaces de descifrar los jeroglíficos del firmamento con una tecnología somera, protagonizaban las más arriesgadas ex-pediciones con el único fin de saber más, de descubrir. Eran tiempos de tablas astronómicas y almanaques, de astrolabios y brújulas, de naufragios y conquistas, donde las mejores mentes y las mayores in-versiones se sacrificaban bajo una máxima: quien alcanzara el arte de navegar dominaría el mundo.

Explicó que entre aquellos marinos ilustres, alumnos aventajados de los exploradores portugueses, llegaron a destacar por su virtuosismo científico los españoles. Sus tratados eran fielmente seguidos por in-gleses y franceses, que después no tardarían en mejorarlos.

De la aventura de la navegación, de la evolución que experimentaron sus instrumentos gracias a la revolución de los conocimientos y la tecnología astronómica, habló ayer en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Cádiz el director de la Biblioteca del Real Instituto y Observatorio de la Armada en San Fernando, Francisco José González González, inaugurando el Primer Ciclo de Conferencias sobre Astronomía, Geodesia y Geofísica, con la conferencia Técnicas astronómicas e instrumentos de navegación en la España de la Edad Moderna.

Cinco siglos trepidantes

Nadie mejor que él, que regenta vo-lúmenes y cartografías históricas, para traer al presente los trepidantes inicios de la navegación oceánica, para recordar cinco siglos (desde el XIV al XVIII) de lucha contra los elementos y de aventura. Desde Cristóbal Colón, pasando por Martín Fernández de Enciso o Pedro de Medina, hasta Jorge Juan o Antonio de Ulluoa; desde la Casa de la Contratación de Sevilla, hasta la Escuela de Guardias Marinas y el Real Observatorio de Cádiz; desde la ballestilla o el cuadrante de Davis, al telescopio de Newton, el cuarto de círculo y la compleja mecánica celeste.

Precisamente de aquel periodo marcado por la na-vegación, llegan ahora ecos en forma de efemérides, co-mo Trafalgar o la independencia de las colonias transoceánicas.

Ahora que el espacio representa la última conquista por alcanzar del hombre, resulta curioso re-cordar que un día lo fue el mar y que las propias estrellas fueron quienes le ayudaron a lograrlo.

La próxima cita con el ciclo será el 20 de abril, a las 16.30 horas, con el director del Real Instituto y Observatorio de la Armada, Juan Carlos Coma Sanmartín y la Influencia de los astros en las mareas oceánicas.