Realidad
Actualizado:Los números que el domingo pasado figuraban al finalizar el partido en el marcador electrónico del Mestalla y el juego desarrollado por el equipo amarillo sobre el césped del estadio valencianista contradicen los reiterados esquemas que los críticos han empleado durante toda la temporada para señalar las virtudes y las carencias de Cádiz. Por lo visto y leído en los últimos días, este conjunto ya no es tan seguro en la defensa ni tan ineficaz en la delantera: «la retaguardia ha hecho aguas por todas partes y la vanguardia ha creado y materializado múltiples ocasiones de gol». Pero lo que más nos ha sorprendido de las reseñas de este partido han sido el tono esperanzado y los juicios positivos de algunos locutores radiofónicos y varios analistas periodísticos que, hasta ahora, se habían caracterizado por los aciagos pronósticos y por las agrias críticas. Los cinco goles encajados en Valencia y la mayor diferencia de puntos que, en estos momentos, separan al conjunto amarillo de los equipos que le preceden -cuando ya sólo restan siete jornadas- no han debitado la ilusión de que el Cádiz se mantenga en la División de Honor. Nosotros opinamos que, para evitar amargos chascos, en estas horas decisivas deberíamos hacer un ejercicio de realismo, repasar con frialdad los datos económicos y deportivos que definen el perfil de nuestro Club y, también, vivir intensamente el presente y sacar todo el jugo posible a la situación actual. El Cádiz está ahora mismito en Primera y el próximo sábado se va a enfrentar con el Betis. Ese encuentro, si nos empeñamos todos, podrá ser una fiesta. Desde hoy, además, podemos apostar sobre los posibles resultados y, al final de él, seguiremos haciendo nuevos cálculos. Después, continuaremos haciendo cábalas sobre los sucesivos partidos contra el Zaragoza, el Deportivo, el Barcelona, la Real Sociedad y el Málaga. Y, al final de la temporada, cuando realicemos un pormenorizado balance, en cualquier caso, todos podremos exclamar con satisfacción contenida: «Que nos quiten lo bailao».