El Portuense paga su precipitación y empata ante un Pozoblanco muy flojo
El delantero rojiblanco Manolo Sanlúcar desaprovechó un penalti al filo del descanso que el guardameta visitante Oliver logró atajar en dos tiempos Los de Manolo Rosillo, sin ambición, se mostraron muy ordenados en defensa
Actualizado:Una de las verdades más conocidas en el mundo del fútbol la emitió Perogrullo: «Si no puedes ganar, por lo menos empata». Y por eso, ayer para el Racing Portuense del mal, el menos malo. No pudo ganar al Pozoblanco y sumar un punto, visto algunos de los resultados de la jornada, le puede valer en su lucha por asegurar la fase de ascenso a Segunda B. Las diferencias apenas han sufrido cambios y ya resta una jornada más de camino. Pero por lo demás, nada buena fue la tarde de fútbol en el José del Cuvillo para los rojillos.
Llegaba un Pozoblanco a El Puerto sin ninguna ambición por inquietar y hacer sudar al arquero Vega. Los de Moreno Rosillo en ataque, no es que fueran inocentes, es que no estuvieron. Inexistentes en la zona de vanguardia, se mostraron muy ordenados -a ultranza, cabría afirmar- en defensa y esa fue la mitad de los males que aquejaron a los de Burgueña.
El otro 50 por ciento hay que achacárselo, directamente y sin tapujos, a la nulidad atacante que exhibió el líder del grupo décimo. En la primera mitad muy poco hizo (Ocaña en una falta lateral y un cabezazo de Toboso, fueron las tibias cercanías al arco de Oliver), hasta que llegó la jugada del minuto 45. Toboso se revuelve en el área y su disparo toca las manos de Madrugón. ¿Penalti?. Desde la grada el lance pareció tan rápido y forzado que cuesta pensar que sea voluntario. El habitual seguro de vida en los lanzamientos desde once metros se declaró insolvente: Sanlúcar tiró con tanta suficiencia que Oliver paró en dos tiempos.
La vuelta de los vestuarios fue ya otra cosa. Sobre el campo, un solo equipo. Con exceso de preocupación defensiva (Burgueña dejó tres centrales todo el partido para fijar el marcaje de Enzo) y cargando todo el juego por banda derecha (Ocaña y Zúñiga, los más trabajadores), el Racing dominó de cabo a rabo. Innumerables acercamientos a la meta pozoalbense e incontables lanzamientos de esquina. Ocaña en un lanzamiento precioso en el 55 desde la lateral, y Salido (minutos 67 y 83) con otras dos ocasiones, estuvieron muy, muy cerca. Pero no era día mundial de la puntería, y así murió el partido.