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La Policía carga contra los estudiantes cuando intentan cortar el tráfico en París. / AFP
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El presidente francés promulgará el contrato juvenil convertido en papel mojado

Sindicatos y estudiantes mantienen la movilización insatisfechos por la incomprensible reacción del presidente francés ante el desafío social

FERNANDO ITURRIBARRÍA/CORRESPONSAL. PARÍS
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El presidente francés, Jacques Chirac, promulgará la ley sobre el polémico Contrato Primer Empleo (CPE) pero pide al Gobierno que modifique «inmediatamente» sus dos puntos conflictivos: el período de prueba y el despido injustificado. El anuncio de la firma presidencial a un texto que el propio signatario transforma en papel mojado fue muy mal recibido por las organizaciones sindicales y estudiantiles que exigían la retirada de la reforma y mantiene la jornada nacional de lucha el próximo martes.

Chirac rizó anoche el rizo del absurdo en su solemne alocución radio-televisada al país desde el palacio del Elíseo. En un complicado ejercicio de funanbulismo político, el presidente trató de guardar el equilibrio entre la firmeza y la escucha, el respaldo a un Dominique de Villepin tentado por la dimisión y la receptividad a una contestación callejera cada vez más violenta y radicalizada. El resultado fue un galimatías de lecturas para todos los gustos, confuso, incomprensible, equívoco y con múltiples interpretaciones.

Puesto en palabras del presidente, el trabalenguas dice así: «He decidido promulgar esta ley»; «pido al Gobierno que prepare inmediatamente dos modificaciones»; «el período de dos años será reducido a uno»; «el derecho del joven asalariado a conocer las razones (del despido) será inscrito en la nueva ley»; «pido que ningún contrato pueda ser firmado sin integrar plenamente el conjunto de estas modificaciones». Todo un desafío a la exégesis.

«Es la primera vez que se promulga una ley pidiendo que no sea aplicada», ironizó el centrista François Bayrou antes de apreciar un «riesgo de hacer el ridículo». Los socialistas vieron «una posición ni carne ni pescado que no contenta a nadie». «Debe ajustar mejor el sonotone porque aún no nos ha oído que queremos la retirada», comentó una portavoz estudiantil.

Los sindicatos sólo entendieron que Chirac no retira el CPE y eso sólo les bastó para mantener la movilización social. «Las dos pequeñas modificaciones anunciadas ya habían sido contempladas hace quince días y no nos habían bastado», declaró sorprendido Bernard Thibault, secretario general de la comunista CGT. «Es una provocación y una decisión irresponsable que va a reforzar la movilización y la radicalización del movimiento», opinó Karl Stoecke, líder de los bachilleres.

«El guión ha sido escrito a cuatro manos», había confiado previamente Villepin a los periodistas en el patio de Matignon, el palacete sede la jefatura del Gobierno. «Es de una perfecta coherencia desde el principio y amo demasiado a mis compatriotas como para que no sonrían al final», apostilló con una enigmática alusión a un feliz desenlace. «Es una decisión sensata», dijo tras el discurso su rival doméstico Nicolas Sarkozy, presidente de la UMP, el partido gobernante.

El jefe del Estado, que preparó la intervención en su despacho con los más estrechos colaboradores, también mantuvo una larga reunión de trabajo durante casi tres horas con su primer ministro. En contra de los usos protocolarios, que otorgan una total preminencia a la función presidencial, fueron los portavoces de Matignon y no los del Elíseo los que hicieron saber que Chirac y Villepin se habían citado para «fijar juntos la posición definitiva del presidente de la República». «Se hizo de completo acuerdo, a propuesta del primer ministro», puntualizaron.

Cientos de jóvenes escucharon entre abucheos el discurso en las plazas de las principales ciudades de Francia -en París, en la simbólica Plaza de la Bastilla-, convocados por las organizaciones estudiantiles. Al igual que la víspera, durante toda la jornada hubo cortes de la circulación en distintas regiones y en los alrededores de París, en localidades como Etampes y Orsay, que provocaron embotellamientos gigantescos. Unos 200 estudiantes de Montpellier echaron al correo dos mil cartas para notificar a Chirac que está despedido porque «ya no cumple las expectativas de su contrato».

Las cifras

Según datos facilitados por el Ministerio de Educación, 57 universidades de las 84 existentes en el país se vieron afectadas por el movimiento anti-CPE así como 649 de 4.330 institutos, cifras que van en aumento. También son oficiales las cifras del paro publicadas ayer por los servicios estadísticos que reflejan un índice del 22% de desempleados entre los menores de 25 años, más del doble de la media nacional (9,6%).